José Miel Etxeberria Alvarez, Naparra, desapareció el 11 de junio de 1980. La reciente desaparición del militante de ETA Jon Anza ha reabierto el recuerdo de la guerra sucia y también las heridas sangrantes causadas por unos episodios aún no aclarados que mortifican a las familias de los afectados, indignan al pueblo vasco y tienen que avergonzar a los responsables de este inhumano silencio.

En los últimos meses se han ido sucediendo noticias sobre otros desaparecidos. En el caso de Jean Louis Larre, Popo, los tribunales franceses han dado por muerto al militante de Iparretarrak, decisión que se ha interpretado como el carpetazo final a un proceso en el que no se ha dispuesto de investigación alguna por parte del Estado francés. En lo que respecta al dirigente de ETA-pm Eduardo Moreno Bergaretxe, Pertur, la decisión de la Audiencia Nacional de investigar la pista italiana que vinculaba a los neofascistas italianos y a los servicios secretos españoles en la desaparición del militante abría de nuevo la esperanza de todos los interesados en la aclaración de los casos restantes. Puesto que se suponía que el éxito en el «asunto Pertur» podría servir de acicate para un relanzamiento de las investigaciones en los demás. Desgraciadamente, las últimas noticias que han llegado parecen indicar un bloqueo de esa línea procesal. Y es que los estados implicados saben perfectamente la repercusión que alcanzaría la revelación de su participación en esos abominables sucesos.

Sin embargo, no nos encontramos en el punto cero. El posible regreso de la guerra sucia y el esfuerzo de muchas personas por descubrir la verdad están reanimando la conciencia colectiva de nuestro pueblo. Al «non dago Jon?» que repica con intensidad en todos los rincones de Euskal Herria se le debe añadir el «non dago Popo?», «non dago Pertur?» y «non dago Naparra?». Esperemos que el grito de esta exigencia resuene por todos los rincones de nuestros barrios, pueblos, montañas y ríos y penetre en todos los hogares. Ese sería el mejor homenaje que podemos dispensar a Naparra en el 29 aniversario de su ausencia. Recordemos que la desaparición forzada está considerada como un crimen contra la humanidad que nunca prescribe. Por esa razón, si los estados no asumen sus responsabilidades ante estos hechos, tendrá que ser la sociedad civil quien tome la iniciativa para hacer luz sobre ellos a través, quizás, de instrumentos como una comisión de la verdad. De cualquier manera, querida Celes, querido Eneko y querido Patxi, que sabemos sigues nuestros pasos desde tu eterno refugio, estamos comprometidos firmemente con vosotros en la lucha por la memoria y contra el olvido, y nunca cejaremos en esta tarea hasta ofreceros el regalo de la verdad, como ahora os ofrecemos el de nuestro cariño y amistad.