Imágenes de una jornada que reflejan el paisaje y la realidad de Euskal Herria
La jornada de ayer ofreció varias imágenes que reflejan la realidad y el paisaje cotidiano de este país. Una de ellas, como recalcó ayer Etxerat, fue la que se asomó al Cantábrico en Donostia con el rostro de los presos políticos y de sus allegados; una imagen que cobra si cabe mayor importancia en estos tiempos en los que el poder instalado en Lakua trata de borrar cualquier signo que hable de conflicto político. No es, claro está, una estrategia nueva, ni mucho menos. Y es aplicada, por determinados partidos y medios de comunicación, prácticamente en cualquier ámbito que refleje retazos o señales del conflicto. Lo que está ocurriendo con los presos políticos es un ejemplo clarísimo de ello, pero otro tanto podríamos afirmar sobre todo lo que envuelve y rodea a la desaparición del ex preso y refugiado político Jon Anza. Ayer, su ciudad natal, Donostia, fue testigo de otra de las imágenes del día: la manifestación que recorrió sus calles exigiendo una respuesta a la pregunta «Non da Jon?».
GARA ofrecía en su edición de ayer una entrevista con su hermano Koldo, en la que éste enmarcaba la desaparición de Jon en «otra etapa de guerra sucia» y abordaba una cuestión que enlaza directamente con lo apuntado en el primer párrafo de este editorial en torno a la estrategia de silenciar, ocultar, acallar o ningunear cualquier tema relacionado con el conflicto político: «Hay un silencio (de los medios de comunicación) impuesto, y creo que ese silencio se da porque hay una estrategia oscura», respondía Koldo Anza a una de las preguntas planteadas por este diario. Reconocía el hermano del militante desaparecido que la movilización, celebrada ayer por la tarde, «les da fuerzas» y la valoraba como «necesaria para llegar a cumplir nuestro objetivo: saber dónde y qué ha ocurrido».
Sin embargo, son muchos quienes, de modo esclarecedor pero cuando menos sorprendente, no quieren saber nada de este grave asunto, aunque, a estas alturas, todo aquel que quiera escuchar y mirar sabe que los signos que indican que podemos estar ante un secuestro de un ciudadano vasco están sobre la mesa.
Es conocido y constatable que los medios de comunicación están en crisis, pero ésta presenta señales que van más allá de la obvia, la económica.
La tercera imagen que refleja tristemente también la realidad de Euskal Herria la ofrecieron, una vez más, el Gobierno español y la Guardia Civil, esgrimiendo presuntos planes que habrían sido supuestamente preparados por ETA hace varios años para propiciar la fuga de varios presos políticos de la cárcel de Huelva. El resultado, al menos ocho personas detenidas y tres presos incomunicados y puestos en manos de la Guardia Civil, según informaban ayer varias agencias de noticias españolas. Lo que GARA sí pudo constatar ayer fue la dimensión de la aparatosa operación llevada a cabo por la Guardia Civil en Huelva y en Algorta, y el eco que, en este caso sí, recibió la noticia en las ediciones digitales de casi todos los medios de comunicación.
Y la cuarta imagen del día, y no la menos importante, es el pensamiento hecho letra para GARA de Alfonso Sastre, una semana después de las elecciones europeas, que llama a soñar, a dar continuidad a la esperanza. Pero nada explica mejor su voz que la suya propia, que os acompaña en la página siguiente.
Éste es el paisaje y la realidad, parte del paisaje y retazos ineludibles de la realidad. Quedan, por lo tanto, la esperanza y el camino a recorrer por cambiarlos. Los comicios al Parlamento Europeo han servido, sin duda, para clarificar el panorama, pero ni pueden ni deben ocultar los nubarrones que siguen acechando, hoy como ayer. La articulación de un espacio independentista exige superar el actual desgaste y dispersión de fuerzas para dotarlo de estrategia y eficacia política, y eso pasa en primer lugar por que todos aquellos que participen en él reflexionen con honradez sobre lo realizado y conseguido hasta ahora y sean conscientes de que es preciso dar mucho más para que el proceso democrático sea, además de un camino, una realidad. El modo en que varios medios de comunicación españoles han reaccionado a los buenos resultados de la izquierda abertzale, aceptándola como referencia incuestionable y planteando incluso un futuro en competencia con la actual posición del PNV, no debería cegar a nadie ni ocultar el hecho de que el motor necesario de ese espacio independentista necesita de más combustible -y mayor penetración allí donde no ha alcanzado el resultado electoral que quizás esperaba- para forzar un cambio de ciclo con mayor fuerza.
Si nos circunscribiéramos a las elecciones del pasado domingo podríamos constatar, además, que uno de los factores que la caracterizaron (la alta abstención) afecta a todas las formaciones, a unas más que a otras, probablemente, pero a todas al fin y al cabo; ése es sin duda otro de los elementos que nos hablan de desactivación social -aunque deba tenerse muy en cuenta que se votaba al Parlamento Europeo- y es, por añadidura, un desafío que quienes vayan a formar ese espacio independentista deberán abordar y superar.