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Karakorum | Temporada

Las chicas añaden picante a los ochomiles del Karakorum

Ya ha comenzado la temporada del Karakorum con objetivos muy interesantes tanto en los ochomiles como en picos menores. Tres candidatas a la lista de los 14, Kaltenbrunner, Eun Sun y Mi Sun, se encuentran en faena. GI y GII recibirán a la representación vasca.

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Andoni ARABAOLAZA | DONOSTIA

Quizá algún lector encuentre morboso el titular principal. Mejor que no lo contextualize por ahí. La verdad es que las protagonistas que se encuentran metidas de lleno en la carrera (a Edurne Pasaban no le gusta ese término) por ser la primera en alcanzar la lista de los 14 ochomiles nos llevan a hacerles una primera mención. Eso sí, sin olvidarnos de las actividades que en esta recién comenzada temporada puedan aportar a este mundo.

A estas alturas el lector de estas páginas ya sabrá más o menos cómo está el ranking de las candidatas por el gran trofeo. Estamos ante el sprint final,, y, como veremos, en los ochomiles paquistaníes la cosa está calentita. Edurne Pasaban, con 12, no viajará hasta otoño al Shisha Pangma, y es que ya tiene todos los grandes del Karakorum. Por su parte, Gerlinde Kaltenbrunner, también con 12, se encuentra a los pies del K2. Esta vez no escalará junto a su compañero Ralf Dujmovits, sino con David Göttler. Lo intentará por el espolón sur-sureste o vía Cesen. Si se hace con el Chogori, sólo le quedará el Everest.

La italiana Nives Meroi no se pasará por Pakistán, y sí dos de las grandes olvidadas en este proyecto: las surcoreanas Oh Eun Sun y Go Mi Sun. En este caso, sí que se percibe un gran «pique» entre las dos ochomilistas. Y lo aclaramos. Eun Sun, con 11 (alguno se le pone en duda, como el Shisha Pangma) ha apostado por el Nanga Parbat y el GI. El último, el Annapurna, para el otoño.

Por su parte, Mi Sun, con 10, tiene 3 retos: GI, GII y Nanga Parbat. El Annapurna también para otoño. En el caso de esta última, hay que señalar que durante esta primavera se hizo con 3 del Nepal en 40 días: Makalu, Kangchenjunga y Dhaulagiri. Los 10 ochomiles los ha firmado en tan sólo 2 años. Eso sí, ambas surcoreanas utilizan un estilo que ya adelantábamos en una anterior crónica. Y se basa en que un numeroso grupo de hombres abren y equipan literalmente toda la montaña para que cuando lleguen las chicas tengan todo a punto.

Un estilo-concepto que está en las antípodas es el que está llevando a cabo la francesa Elisabeth Revol. No está en dicho proyecto, cuenta con 3, pero su idea de concebir la montaña pasa por el estilo alpino-ligero y por la apertura de vías en dichos grandes. Ha pasado en esta temporada de abrir vía en el Broad Peak en alpino a intentar abrir otra vía en el K2. Para muchos, y eso está demostrando Revol, el concepto es lo más importante.

Más ochomiles

La mayoría de los alpinistas con objetivos en el Karakorum ya están en lo suyo. De las actividades más reprensentativas a ochomiles, en nuestro caso, hemos elegido unas cuantas. Por ejemplo, los austriacos Gerfried Gösch, Günther Unterberger y Hans Goger y el canadiense Louis Rousseau tienen la siguiente idea: aperturas en alpino en la noroeste del Nanga Parbat y en el K2.

En el Chogori también trabajará el Equipo Nacional de Kazajistán que intentará llevar hasta su cima a Maxut Zhumayev; sería el último ochomil de kazajo.

Desconocemos las intenciones de este equipo en el K2, así como las de Valery Babanov y Ueli Steck. Estos dos grandes alpinistas coincidirán en el GII, y, por sus trayectorias, seguro que apostarán por algo fuerte. A por los 4 Gasherbrums irá el grupo liderado por el escocés Bruce Normand.

Y hablando de los Gasherbrums, los dos primeros (I y II) serán los objetivos de la gran mayoría de montañeros que se acerquen al Karakorum. Y, entre otros, estará presente una nutrida representación vasca. Los guipuzcoanos Unai Zendoia, Oskar Porras y Arkaitz Lasa tienen su bautismo en los dos G´s. Mientras los vizcainos Gotzon Zubiaur, Jon Aroztegi, Javier Gorospe, Asier Zarate y Nestor Goikoetxea harán los propio en el GII.

Objetivos técnicos

Y de los grandes, a otros más bajos pero con un interés alpinístico muy pero que muy importante; entre otras cosas, por ser muy técnicos y algunos por ser vírgenes.

Sobre estas expediciones no se tiene mucha información, pero viendo quiénes las componen y los nombres de los picos, pues creemos que lo dicen todo. Así, Steve House, con dos colegas, va al Masherbrum.

Pete Takeda, Raphael Slawinski, Eammon Walsh e Ian Welsted apuestan por el todavía virgen Pumari Chhish East (6.890 m). En otro inescalado, en el Kuk Sar II, han puesto sus miras Douglas Chabot y Bruce Miller.

En el Latok I coincidirán una expedición liderada por el surcoreano Kim Se Joon y la cordada formada por los estadounidenses Colin Haley y Josh Wharton.

Un último apunte, el ganador de uno de los Piolet d´Or francés, el japonés Fumitaka Ichimura, intentará con un colega el Spantik; eso sí, seguramente será algo duro.

Frederik Ericsson, a por los tres grandes y su descenso en esquíes

Otro de los grandes retos de esta temporada es el que acaba de comenzar el alpinista-esquiador Frederik Ericsson. El objetivo es tan claro como difícil: la ascensión de las tres montañas más altas del mundo (Everest, K2 y Kangchenjunga) y su posterior descenso con esquíes. Nacido en Suecia y «emigrado» a Chamonix, Ericsson es uno de los principales protagonista de esta especialidad.

En sí, no es el prototipo de esquiador extremo, pero en eso de bajar grandes montañas se maneja magníficamente. Ya ha esquiado desde tres gigantes: el Shisha Pangma Central, el GII y el Dhaulagiri. En el Kangchenjunga descendió desde los 7.000 metros, y, además, también tiene embolsados, entre otros, el Pico Somoni (7.495, Tayikistán).

Ahora, como dicta la temporada, se encuentra ante la atenta mirada del K2. Junto a Ericsson está Michele Fait. Para aclimatar tenían previsto el Laila Peak, pero, al parecer no cuentan con el permiso gubernamental. El sueco intentará ser el primero que descienda el Chogori: «Vamos a portear nosotros mismos todo el equipo de esquí. Utilizaremos botas de esquí, y no las típicas que se utilizan en este tipo de ascensiones. Esto hará que la escalada todavía sea mucho más dura. El último día de escalada es largo, y tenemos que equilibrar bien las fuerzas para el descenso. Y es que tiene una caída vertical de 3.600 metros y secciones muy empinadas de hasta 50%».

Si todo va bien, el sueco espera que sean 5 intensas horas de descenso. La vía que ha elegido para esta actividad no es la clásica de los Abruzzos, sino la Cesen. «Estoy muy fuerte y motivado. He realizado una intensa preparación con dos buenos intentos a líneas que todavía no conseguidas en la Aiguille Verte y el Mont Blanc. Ya he firmado tres ochomiles, y espero que dicha experiencia me ayude en este reto que comienzo con el K2. Ahora estoy atento al primer paso, luego ya vendrán el Everest y el Kanchenjunga. Andoni ARABAOLAZA

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