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Raimundo Fitero

Laterales

Hemos entrado en el verano. La vida y la muerte se vuelven más exuberantes, más aclamadas, más pasionales. La rutina informativa sobre las muertes de mujeres a manos de sus ex maridos, ex amantes, ex novios forma parte de un perenne hábito machista que causa terror de manera infernal. Aseguran que el verano es propicio para que los instintos básicos aparezcan sin apenas cortapisa racional. Tendrá su lógica académica y sicológica para explicar el crecimiento de las fobias, de las patolo-gías, pero sociológica y políticamente, la reiteración no es nada más que un síntoma de un grave problema. Y la violencia de género, en todas sus formas, se mantiene en unas estadísticas insufribles.

Cuesta escribirlo, pero la muerte no tiene ni el mismo peso jerárquico, ni el mismo valor moral. En Irak -¿recuerdan que existe una guerra, una invasión, una resistencia, una vergüenza universal?-, siguen muriendo seres humanos por docenas. Cada día se producen acciones de guerra que provocan muertes. Muertes violentas que no alcanzan a los titulares, ni nadie les hace manifestaciones, ni soflamas de victoria y venganza. Por cierto, ¿hay alguna expresión de violencia más canalla que morir de hambre o por falta de medicamentos en este mundo globalizado? Son muertes silenciadas, escondidas, molestan, porque no dan votos, ni intervienen mucho en nuestro Producto Interior Bruto, así que los olvidamos como muertes de no personas.

La otra noche en DEC, Coto Matamoros, en una de sus más patéticas intervenciones, aseguró que estaba arruinado, que estaba condenado, que le iban a meter de manera inminente en prisión y que no tenía intención de volver a la cárcel. «¿Qué me queda? La huida o el suicidio. Yo no pienso huir». Con estas frases ganó audiencia, volvió a la palestra, ¿se suicidará? Este fin de semana otro personaje televisivo, el estilista Daniel El-Kum, que formó parte del jurado de «Supermodelo» en Cuatro, se ha lanzado al vacío desde un cuarto piso en el que se había prendido un fuego al parecer provocado. Esto son efectos o noticias laterales, pero conforman la ideación sistémica de los efectos colaterales de la propia existencia.

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