Ascenso a Segunda A
El Real Unión esquiva su historia más reciente y retorna a la gloria
Felices y orgullosos. Así deben sentirse hoy los irundarras gracias a la hazaña conseguida por el Real Unión, quien ya avisó con la eliminación copera del Real Madrid que esta temporada iba en serio. Y lo corroboró en el partido decisivo para volver, casi medio siglo después, a la categoría de plata, superando al Alcorcón y al palo psicológico que supuso no conseguir el ansiado objetivo en el primer match ball que disputó contra el Cádiz.
Natxo MATXIN | IRUN
El Real Unión adelantó una semana los Sanmarciales y el champán se descorchó a raudales en la Plaza de San Juan. Una fiesta más que merecida para un conjunto que ha tenido que padecer demasiados sinsabores deportivos en los momentos decisivos y que ayer se desquitó con creces de anteriores decepciones. Pocas veces el grito de «A Segunda, a Segunda...» habrá tenido un sabor tan agradable.
Hacía mucho tiempo que se perseguía el objetivo y el 21 de junio de 2009 pasará a la historia del equipo txuri beltza. No en vano, la gran mayoría de los aficionados que ayer se dieron cita en las gradas del Stadium Gal nunca han visto a su equipo en la categoría de plata y ahora podrán disfrutarlo, por lo menos, a lo largo de la próxima temporada.
La apoteósica invasión de campo una vez finalizado el choque, al son de los compases del ya habitual para estas ocasiones «We are the champions» de Queen, corroboró las ansias que había entre la afición irundarra por volver a ver casi medio siglo después a su equipo en una categoría estatal.
La verdad es que el ascenso ya estaba conseguido antes de empezar el encuentro. La atronadora ovación con la que la grada acogió a los suyos cuando saltaron al terreno de juego hacía impensable que se pudiera materializar la tercera insatisfacción en las últimas seis temporadas. Y la sensación se trasladó al césped. En apenas un cuarto de hora la eliminatoria ya estaba ventilada. Los tempraneros goles de Goikoetxea y Romo no hacían sino recompensar la salida en tromba de los locales y certificar que iba a ser un día grande para el Real Unión.
Sin exceso de confianza
Acostumbrados a tentarse la ropa por pasados puyazos, los hinchas irundarras no las tenían todas consigo ni siquiera pese a la sustancial ventaja de dos goles con que se llegó al descanso, una diferencia incluso demasiado exigua para el nivel que mostraron ambas escuadras.
Pero ayer no tocaba llorar, sino disfrutar. Acuciado por el desnivel del electrónico, el técnico del Alcorcón se tiró a la piscina y puso hasta tres delanteros específicos a falta de media hora. Su homólogo en el banquillo irundarra, Iñaki Alonso, contestó reforzando la medular con un trivote en el que Joseba Agirre entró como hombre más acercado a la línea defensiva.
A empellones, los madrileños trataron de forzar sus opciones buscando el milagro, pero Jauregi estuvo ahí cuando fue más necesario para evitar un repunte de su enemigo. Al final se le pilló a la contra y el tanto de Juan Domínguez finiquitó el trascendental envite.
El 3-0 fue como la espita que abrió la kupela de la felicidad. La marejada de olas humanas que se produjo a continuación no fue sino el prolegómeno de una fiesta que apuntaba a prolongarse hasta altas horas de la madrugada, con la plantilla desfilando en tren txu-txu por las calles de Irun, y la confirmación de que el año que viene también habrá derbi guipuzcoano.
Iñaki Alonso era un hombre lógicamente feliz al término del choque. «Ahora sólo pienso en disfrutar, no quiero pensar en otra cosa. La temporada ha sido larga, y después de esto ahora hay que celebrarlo. La afición del Real Unión ha sido sensacional. Hoy el pueblo de Irun y el Real Unión han subido de la mano», añadió. Sobre el partido comentó que había sido fundamental el inicio. «La entrada en el partido ha sido fundamental. En un cuarto de hora hemos marcado dos goles y eso ha cambiado todo el choque. Luego hemos sabido mantener nuestro juego y con el tercer gol lo hemos rematado».
Iñaki Berruet, que se despidió del fútbol profesional, tampoco podía ocultar su felicidad. «Es muy bonito acabar la vida profesional en el equipo del pueblo y ascender a Segunda. Ha sido una tarde inolvidable», dijo el central irundarra. «A partir de ahora seguiré dentro del club. Todavía no sé la función que voy a desempeñar, pero continuaré en el Real Unión», añadió.
Otro de los hombres importantes del partido fue Eneko Romo, que siempre acaba mojando en los partidos importantes. «Esto es impresionante. Ya hemos cumplido con el sueño y estamos felices. Los importante era ganar y encima he marcado, es lo máximo. En la próxima temporada quiero seguir aquí. Este club es como una familia, estoy muy contento y lo que quiero es seguir jugando aquí». Jon LEUNDA
