Ahora sí se puede decir alto y claro que la temporada del Real Unión ha sido mágica. El fútbol es así. Los unionistas fueron los mejores de su grupo con mucha diferencia. Eliminaron al Real Madrid de la Copa, han llenado Gal en varias ocasiones, algo muy complicado en esta categoría, pero faltaba la guinda que colocar al pastel de la recién finalizada campaña.

Los blanquillos se jugaban la temporada. Si no se subía a Segunda, nada habría valido y, para la mayoría, la temporada hubiera sido decepcionante. Pero esta vez sí, casi medio siglo después, el Real Unión vuelve a la División de plata y volverá a enfrentarse a la Real Sociedad. Un derbi que ya esperan en Irun, con la intención de revivir aquellos partidos calientes de los años 20, cuando los dos conjuntos militaban en la máxima categoría del fútbol estatal.

El Real Unión, dirigido por la batuta de Iñaki Alonso, ha sabido mantenerse hasta el final, pese a que el mazazo que sufrió ante el Cádiz fue grande. Todos se conjuraron después de aquel encuentro y el técnico vizcaino ya advirtió que esta vez habría premio, y así ha sido. Los de Gal han confeccionado un equipo para subir y no han defraudado a la afición.

Esta semana toca celebrar lo conseguido. Han sido muchos años de sacrificio, espera y desilusiones, por lo que la ocasión merece la pena. Luego, los jugadores se irán de vacaciones, pero el cuerpo técnico tendrá que seguir trabajando para confeccionar una plantilla competitiva para que la próxima temporada el equipo se pueda mantener en una categoría que va a ser harto complicada. Ese debe ser el objetivo de los blanquillos y para eso lucharán, con el comandante Iñaki Alonso al frente del equipo.