A Antxon Iturriza le han llamado con buen criterio la memoria del montañismo vasco. Ha seguido la actualidad de la información alpina desde 1976 a través de artículos, crónicas, audiovisuales, libros e infinidad de cuidadas publicaciones, pero esta es su primera guía. Cuando le propusieron este trabajo le pareció una desmesura e incluso ha llegado a afirmar que para abordar un espacio de 240.000 km2 se requieren no solo varios viajes, sino varias vidas.

«Los Alpes son enormes y el abarcar una sola persona todo ese mundo de macizos me pareció mucho. Pensé que había que acotarlo y coger la parte más importante. Todos los 4.000 de los Alpes están en ese espacio».

Así que el artífice de esta guía a pie de pista, valle, carretera, lago, refugio, glaciar o cumbre marcó el territorio comprendido entre el macizo prealpino de Vercors, en el Delfinado francés, y la Baja Engadina suiza, junto a la frontera con Austria.

Ha dividido el trabajo en 13 etapas cada una de las cuales constituye un capítulo en el que se proponen itinerarios de carretera, aunque también por senderos de montaña con detalles de horarios, desnivel y dificultad comprobados y realizados personalmente por el periodista donostiarra.

Con 60 años mantiene el tipo y las aficiones. Ha conducido por enrevesadas carreteras de montaña, ha disparado más de 1.500 fotografías, lo ha recogido todo en su ordenador y ha atravesado los famosos puertos que en unos días asomarán en el escaparate del Tour, oportunidad única para que los aficionados vascos al ciclismo que se acerquen a la Grande Boucle ojeen este manual y sus sugerencias.

En unos tiempos en los que el viaje por estos lares se ha convertido en una práctica cada vez más numerosa y habitual, a Iturriza le llama la atención el escaso tirón que tiene entre nosotros una de las reservas paisajísticas más bellas del continente. Exceptuando a los alpinistas, «para los viajeros de a pie de nuestro país los valles de los Alpes siguen siendo un mundo casi inédito, salvo enclaves renombrados como Chamonix o Saint Moritz». Valga como ejempo que en dos meses y medio de estancia en territorio suizo y galo y 14.000 kilómetros después únicamente se topó con un coche de Iruñea. Ausentes en campings y pensiones, cree que se trata de una reserva paisajística a descubrir por los vascos, «a los que nos encanta el senderismo y la montaña. Me parece un plan de vacaciones excelente para amantes de la naturaleza, accesible para todo el mundo», dice.

Esta publicación pretende descubrir a los interesados los otros Alpes, los otros pueblos, sus diferentes climas, su vegetación, su fauna, sus parques nacionales, auténticas joyas de las reservas naturales alpinas e incluso algunas de sus lenguas minoritarias a través de los textos, las imágenes de lugares que sirven para pensar que «tiras la cámara de fotos y salen solas». Los cuadros con datos ayudan a conocer la realidad de un escenario deslumbrante cuya visita ha dejado de ser patrimonio exclusivo de élites adineradas y alpinistas, para interesar también a los partidarios de un turismo más asequible.

Al alcance de todos

Las referencias a páginas web y la bibliografía publicada en diferentes idiomas completan el trabajo de un itinerario cuya exposición «pretende poner esos atractivos al alcance de todos los viajeros, sea cual fuere su edad, condición física o disponibilidad económica, con el único condicionante de que sea sensible y respetuoso con la belleza natural que va descubrir en cada rincón que visite».

Iturriza ha elaborado una extensa crónica de viaje por una ruta que atraviesa de oeste a este los macizos franceses y suizos más significativos de la cordillera, cruzando por los lugares de mayor tradición histórica. Ha bajado de los grandes macizos para ponerse a la altura de la mayoría. Es por eso que esta publicación no está dirigida exclusivamente a alpinistas y esquiadores, pendientes de esas 82 cimas instaladas en la cordillera que superan los 4.000 metros, aunque también podrán beneficiarse de la información práctica -restaurantes, alojamientos, transportes, oficinas de turismo, museos, horarios...- geográfica, cultural, histórica e incluso anecdótica con la que se pretende acercar esa inmensa reserva natural a los caminantes y amantes de la belleza.

Y es que, como deja caer Iturriza, entre el simple viaje turístico y el afán de escalar las cumbres más elevadas existe un variado escalonamiento de actividades, en algunos casos también sujeto a la época elegida para el viaje, puesto que cada estación impone las diferencias.

La propuesta de GARA abarca algo más que los meses veraniegos, entre junio y octubre, tiempo de calor aunque siempre sujeto a las características montañeras de los Alpes suizos y franceses sin olvidar el valle italiano de Aosta.

En el trayecto se incluyen cumbres legendarias, inmensos glaciares o pueblos de postal y las explicaciones necesarias para ayudar al lector a hacerse una idea y elaborar su propio viaje. Si lo desea podrá contar con una infraestructura bien organizada que facilita la cercanía en medio de la inmensidad. Durante los últimos días una imagen idílica anunciando el inicio de la colección asomaba tentadora en las páginas de este diario. Ahora sí que los Alpes están más cerca.