La aviación civil yemení anunció ayer el hallazgo de la caja negra del avión que el lunes se precipitó al mar en el océano Índico, junto a las islas Comoras, con 153 personas a bordo. Además, su director, Abdel Jaleq al-Qadi, afirmó que se localizaron varios cadáveres más, aunque no precisó su número. La víspera se anunció que habían sido recuperados entre tres y siete, según las fuentes.

Al-Qadi insistió en que el avión no tenía problemas técnicos y aseguró que el sábado había realizado un vuelo a Londres.

Por otro lado, el vicepresidente y ministro de Transportes de las Comoras, Idi Nadhoim, reprochó ayer a las autoridades francesas el hecho de que no comunicaran que el avión siniestrado tenía prohibido volar en cuelo francés por los fallos que habían sido detectados en el aparato.

En una entrevista a la emisora France 24, Nadhoim explicó que hay muchas compañías cuyos aviones no pueden volar sobre territorio del Estado francés y que, en este caso, «sorprendentemente, Francia no nos comunicó la lista de los aparatos (prohibidos) de la compañía Yemenia. Me hubiera gustado que los franceses nos informaran del estado de ese avión, que nos hubieran dicho si tenía problemas».

Repatriada a París

Ayer estaba previsto que fuera repatriada a París, donde reside y se encuentran su padre y tres hermanos, la adolescente de 14 años rescatada con vida y cuya madre falleció en el siniestro. La joven, identificada como Baya Bakari, presenta algunos cortes en la cara, la clavícula fracturada y algunas quemaduras leves, y se encuentra en observación.

Su padre relató que fue eyectada del aparato y, sin saber nadar y sin chaleco salvavidas, una vez en el agua se agarró a los restos de fuselaje del avión hasta que fue rescatada. «No sintió nada y se encontró en el agua. Oyó a gente a su alrededor, pero no veía a nadie en la noche, Luego se agarró a algo», contó.