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CRÓNICA En bicicleta por Gasteiz

Cicloturistas escasos de bidegorris y con riesgo de ser penados a circular por carretera

Se conoce que los bidegorris son vías exclusivamente destinadas a los cicloturistas y, generalmente, pintadas de rojo. Aunque también se les podría bautizar como caminos que no llegan a ningún punto en concreto. En Gasteiz, por ejemplo, hay decenas de este tipo de vías de color rojizo que, sin aviso previo, llegan a su término pero sin el cicloturista en su destino.

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Zuriñe ETXEBERRIA

Hace buen tiempo; unos pocos rayos de sol se cuelan entre las persianas de la habitación. Un día perfecto para aprovechar el tiempo libre y, por qué no, para darse un chapuzón en las piscinas de Mendizorrotza. Preparamos el bocadillo, recogemos la mochila y empezamos a pedalear sobre dos ruedas. El trayecto comienza en la calle Honduras, allí cogemos un bidegorri y en menos de un cuarto de hora deberíamos llegar a el destino indicado. Atravesamos la calle sin problemas y nos adentramos en la Avenida Gasteiz. Por el momento, seguimos agarrando el manillar por la vía exclusiva para las bicicletas. Cuando llegamos a la altura de la calle Beato Tomás de Zumarraga topamos el primer inconveniente.

Sin previo aviso, el bidegorri se ha terminado; además, las obras de la calle y los carriles del tranvía complican el momento de cruzar para, así, poder continuar en la avenida. Como ciclituristas, no nos queda otro remedio que continuar el camino por la acera, a no ser que queramos arriesgar y pedalear por la carretera, sorteando coches y motos. Hasta alcanzar el parque del Prado seguimos por territorio de peatones. Tras retomar un bidegorri en el parque, volvemos a lo mismo: más acera. Al alcanzar la meta, nos percatamos que los metros rodados sobre aceras son más que los que hemos realizado por los carriles propicios para las bicicletas.

Las personas que optan por este medio limpio, rápido, saludable y cómodo de transporte se encuentran con dificultades varias a la hora de coger la bici cleta en la capital alavesa. Casi todos los bidegorris de la ciudad están situados fuera del centro, y ni siquiera enlazan los barrios entre sí. El centro de la capital es, cada vez más, una zona peatonal, y en algunas calles próximas se aprecian dos líneas amarillas discontinuas, en la parte derecha de varias carreteras, con objeto de que las bicicletas transiten por ahí. Sin embargo, son muy pocos los amantes de las dos ruedas que se atreven a circular entre esas dos líneas. Todas estas condiciones se aglutinan y el resultado es que un gran porcentaje de los cicloturistas pedalean por las aceras.

La realidad es que el amor entre peatones, conductores y ciclistas siempre ha sido imposible. Los peatones siempre aquejados de que las bicis deben ir por el bidegorris o, en su defecto, por la carretera; los conductores prefieren ir en sus vehículos sin tener que andar esquivando a los bicicleteros; y estos últimos defienden que tienen derecho a circular sin poner en riesgo su vida.

No pedalear en las aceras

Además, en el artículo 11.4 de la «Ordenanza municipal reguladora de los usos, tráfico, circulación y seguridad en las vías públicas de carácter urbano» se aprecia lo siguiente: «Las bicicletas, patines, monopatines y triciclos deberán circular por los carriles reservados al efecto y, en su defecto, podrán hacerlo por áreas peatonales (incluidas aceras, andenes y paseos), siempre y cuando la afluencia de peatones lo permita, respetando la prioridad de éstos y sin crear peligrosidad para los mismos, manteniendo siempre una velocidad moderada».

Hace unas semanas que el Consistorio hizo pública la noticia de un posible cambio en la normativa municipal. A los usuarios de las bicicletas se les puso la carne de gallina al escuchar que el Ayuntamiento está estudiando prohibir el tránsito por las aceras. De esta manera, los cicloturistas serían castigados indiscriminadamente a las calzadas en aquellos lugares en los que no estén dotados de bidegorris, es decir, la mayoría.

Ante este posible cambio, que para nada acabaría con ese «amor imposible» entre peatones, ciclistas y conductores, la asociación Gasteizko Bizikleteroak opina que lo «realista, aplicable y factible» es identificar los puntos críticos que se dan en momentos y en sitios concretos y aplicar las soluciones necesarias. Si el Ayuntamiento, finalmente, decide realizar este cambio en la ordenanza, debería ponerse manos a la obra desde hoy mismo para mejorar las actuales infraestructuras ciclistas.

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