Gran Bretaña registra ya más bajas militares en Afganistán que en Irak
El primer ministro británico, Gordon Brown, ha advertido que el verano será «muy duro» para sus tropas en Afganistán tras la muerte de ocho soldados en 24 horas, un balance que ha elevado las críticas a la estrategia de alineamiento con EEUU en el pantanal afgano. Un nuevo frente para un Brown que sobrevive políticamente a duras penas y cuya gestión agoniza tras la debacle de las últimas europeas.GARA |
«Está siendo un verano muy duro y esto aún no ha terminado, pero es crucial que la comunidad internacional vaya hasta el final en su compromiso», insistió Brown tras conocerse que el Ejército británico ha tenido ocho bajas mortales en las últimas 24 horas.
Los ocho uniformados murieron en ataques y enfrentamientos en la provincia sureá de Helmand, donde están destinados la gran mayoría de los 9.000 soldados «de Su Majestad» desplegados actualmente en Afganistán. El contingente británico, estabilizado en alrededor de 8.300 efectivos, ha aumentado estos meses en vísperas de las elecciones presidenciales y provinciales en el país ocupado previstas el 20 de agosto.
El Ejército británico participa desde el 23 de junio en una gran ofensiva -bautizada con el nombre de Arañazo de Pantera- contra la resistencia taliban en uno de sus feudos en el interior del país, en Helmand.
Desde el 1 de julio, 15 soldados británcisos han muerto en esta ofensiva, lanzada por las tropas extranjeras ocupantes con el objetivo oficial de estabilizar la zona antes de los comicios.
El jefe del Estado Mayor del Ejército del Aire, sir Jock Stirrup, reconoce que las tropas británicas atraviesan por un «momento difícil porque los talibán tienen claro que Helmand es un terreno de lucha crucial. Si lo pierden habrán sufrido un revés general y movilizan todas las fuerzas que tienen».
«El futuro de Gran Bretaña»
«Pero está claro que están perdiendo y nuestros oficiales sobre el terreno son claros a este respecto. Nos llevará tiempo y, obviamente, ésto implica pérdidas» en soldados, señaló el responsables militar.
En la misma línea, el ministro de Exteriores, David Miliband, aseguró que los soldados lucharían «por el futuro de Gran Bretaña» e insistió en la manida tesis de que habría que impedir que Afganistán «vuelva a ser una incubadora del terrorismo» contra Occidente.
Críticas crecientes
El diario «The Times», que publicaba en su portada la foto de los 184 soldados británicos muertos en Afganistán -superando ya el balance de 179 bajas mortales en Irak desde la invasión-, se interrogaba: «¿Teníamos motivos para participar en esta guerra?».
«El incremento en el número de bajas está reforzando la creencia de que Afganistán se está convirtiendo en un lodazal», añadía el diario.
«Daily mail» y «Daily express» llamaban directamente a estudiar una retirada de las tropas.
Por contra, «The Sun» ponía el acento en la supuesta falta de equipamiento militar (helicópteros, vehículos pesados), tesis que ha hecho suya el líder opositor torie, David Cameron.
El Ejército británico ha reconocido 184 bajas mortales en Afganistán, cinco más que los 179 soldados muertos en Irak desde el inicio de la invasión del país en marzo de 2003.
Al menos cinco personas murieron en un bombardeo estadounidense a cargo de un avión no tripulado en Waziristán Sur, en la zona fronteriza con Afganistán.
Tras varias horas de combate, los marines Charles Auge y Edwin Saez han debido ser evacuados en helicóptero, vencidos no por los talibán sino por el intenso calor estival en el sur de Afganistán.
Ambos participaron en uno de los únicos choques abiertos con los talibán, dispuestos a no ceder el control del cruce fluvial estratégico de Mian Pushta, en el sur del distrito de Garmser. Con 2,5 litros de agua de reserva, su batallón, del octavo regimiento de infantería, trató de lanzarles botellas desde los helicópteros. Pero el fuego abierto de los talibán desbarató la operación. Ambos cayeron deshidratados.
Uno de sus compañeros de batallón murió por disparos de un francotirador el primer día de la ofensiva. Pero otros cinco compañeros fueron evacuados por deshidratación en medio de una temperatiura que alcanzó la semana pasada los 46 grados.
Cada marine lleva 23 kilos de impedimenta. Los que combatieron en Mian Pushta llevaban centenares de municiones suplementarias al presagiar sus mandos problemas de avituallamiento.
El paisaje varía en Helmand pasando del desiertos a verdes valles en las riberas del río. Un terreno complicado para las tropas, poco entrenadas para este tipo de terreno antes de ser enviadas al destino.
Los soldados en combate pueden consumir hasta 10 litros de agua al día. «Un golpe de calor puede ser fatal y el calor provoca más bajas que los talibán», señala el capitán Micah Caskey, quien señala que «el dilema entre estos casos es llevar el chaleco antibalas o primar el calor y la movilidad». Arriesgada elección. GARA