La diáspora uigur en Asia Central se queda sola en su denuncia a China
Colonizados en su tierra, los uigures refugiados en los países igualmente turcomanos y musulmanes de Asia Central denuncian el «genocidio» contra su pueblo. Están solos. A los gobiernos kazajo y kirguís lo único que les preocupa es una posible avalancha de refugiados.
GARA |
La diáspora uigur en Asia Central no tiene duda alguna de que la crisis en Urumqi y otras ciudades es la consecuencia de decenios de represión contra su pueblo del Turquestán Oriental (Xinjiang) fronterizo con Kazajistán y Kirguizistán, dos países musulmanes y turcomanos como sus hermanos uigures.
El medio millón de uigures que viven en Asia Central son los descendientes de los refugiados que huyeron de su patria tras el fracaso de sus dos experiencias independientes entre 1934 y 1935 y 1944 a 1949.
«El poder chino ha provocado este levantamiento e, inconscientemente, está reforzando la influencia del Congreso Mundial Uigur», advierte Rajimdjan Japissov, portavoz de Ittipak, una asociación uigur en Kirguizistán, donde viven 50.000 miembros de esta etnia.
En Kazajistán, donde vive la mayor comunidad uigur en Asia Central con 220.000 miembros, la reacción o es menos virulenta. «Estos sucesos son una violación de los derechos humanos. Un verdadero genocidio del pueblo uigur están en marcha, y las autoridades chinas deberán responder por sus crímenes ante la comunidad internacional», augura Torgan Rozajunov, director adjunto del Centro Cultural Uigur.
Silencio gubernamental
Los gobiernos de Kazajistán y Kirguizistán han guardado hasta ahora un silencio total sobre la crisis. No obstante, no ocultan su preocupación ante una eventual llegada masiva de nuevos refugiados.
Ambos gobiernos no guardan simpatía alguna por la causa nacionalista uigur y extraditan regularmente a militantes independentistas, a los que no dudan en tildar de «terroristas».
El Gobierno chino ha elevado a 184 las víctimas mortales de los enfrentamientos en Urumqi. El Congreso Mundial Uigur en el exilio cifra los muertos en miles y ha exigido a la UE el envío de observadores a la zona.