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La justicia deja al aire sus prejuicios sobre el derecho a la desnudez

El nudismo es una ideología y su manifestación es la de vivir desnudo, tanto en privado como en público. Esto último es lo que condenó hace unos días una jueza de la Audiencia Provincial de Gipuzkoa, calificándolo de exhibicionismo. La Justicia vuelve a dejar al aire sus prejuicios.

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Joseba VIVANCO

La jueza de la Audiencia Porvincial de Gipuzkoa que acaba de condenar hace sólo unos días al ciudadano francés Jean Pierre D., más conocido en la capital donostiarra como Irwin, sentencia que el delito de exhibicionismo por el que le culpa «se consuma tan pronto como se realiza la conducta típica», o lo que es lo mismo, que es suficiente con la acción de mostrar a otros los órganos genitales, aunque no haya gestos lascivos de por medio, para ser culpable.

«Esta señora no se ha enterado todavía de que se acaban de cumplir veinte años desde que la desnudez dejara de ser considerada delito», responde a GARA, todavía incrédulo, Jacint Rivas i Deix, presidente de la Asociación para la Defensa del Derecho a la Desnudez (ADDAN), con sede en Catalunya. Incrédulo, porque él mismo ganó hace tres años un juicio por el mismo motivo por el que se ha condenado ahora a Irwin: montar desnudo en bicicleta.

El publicitado progresismo de la ciudad donostiarra parece que no lo es tanto, sobre todo si se compara con el reflejo de otra urbe que presume de ser vanguardia de modernidad como es Barcelona. En la ciudad condal, desde hace cuatro años cualquiera puede andar desnudo por la calle si así lo desea. Así lo recoge su Código Cívico municipal, aprobado en 2004. Y la mejor evidencia de ello es el propio Jacint.

«Desde hace cuatro años salgo de casa cada día desnudo y me hago veinte kilómetros en bici por la ciudad», expone. Ya lleva contabilizados casi 5.000 kilómetros paseándose sobre ruedas por Barcelona como su madre le trajo al mundo. «Un mosso de escuadra me obligó un día a vestirme; le llevé a juicio. No me dieron la razón, pero era la primera vez que llevaban a un agente policial a juicio por un hecho así», recuerda.

No sólo camina o rueda desnudo por su ciudad, sino que participa en carreras populares y, como expresión máxima de su derecho a la desnudez, en los pasados comicios europeos depositó su voto sin otro acompañamiento de su cuerpo que el sobre con la papeleta, algo que ya había hecho en las municipales de 2007; en ningún caso le pusieron trabas ni se generó escándalo alguno entre los asistentes. «Así que decir que ir en bici desnudo es un delito de exhibicionismo, eso se llama llanamente persecución», denuncia este activista catalán.

Porque no sólo el Ayuntamiento barcelonés respeta ese derecho, sino que el propio Parlamento catalán lo ha reconocido hasta en dos ocasiones, en 1997 y 1999. Sin embargo, estos posicionamientos no evitan la actitud `moralista' de muchos agentes policiales que siguen acosando a quienes optan por una actitud, como la definen ellos, «nudactiva». Así es, un neotérmino que pretende ir más allá de los habituales «nudistas» o «naturistas», y que califican de «confusos».

Jacint Ribas aclara esta autodefinición al explicar que «para nosotros, llamarnos naturistas es un insulto. Ese término o el de nudistas son cosa del pasado. Nadie tiene que ponerte ningún nombre por quitarte la ropa cuando te da la gana. Hemos adoptado el de `nudactivos', que tampoco nos agrada mucho, para definir una actitud. Yo vivo en cueros cada día, pero no se trata de forzar situaciones, sino de un derecho».

«Se están inventado delitos»

Lo habitual es que el tira y afloja entre nudistas o nudactivos con las administraciones y la Justicia se limite, la mayoría de las veces, a los espacios reservados para ejercer esta actitud; por ejemplo, en las playas. Conocidos son por aquí los tirones de orejas del Ararteko al Ayuntamiento de Getxo. Pero el caso del ciudadano francés ahora condenado, y muy popular entre los paseantes donostiarras, ha puesto a prueba el talante democrático y ético tanto de gestores políticos como de magistrados.

Arturo Ríos, vocal de la Asociación de Naturistas Vascos, sostenía en declaraciones a Eitb.com que la acusación, en alusión a la Fiscalía, «se está inventando delitos». Y es que lo que el Código Penal sólo dice en su artículo 185, dentro de los delitos contra la libertad e indemnidad sexuales, es que se castigará «el que ejecutare o hiciera ejecutar a otra persona actos de exhibición obscena ante menores de edad o incapaces».

A juicio de Ríos, «el de Irwin está siendo un tema de persecución. El fiscal lo único que busca es ejemplificar a través de este caso. A pesar de que tiene ya dos sentencias que dicen que no ha cometido delito alguno, se siguen inventando delitos, como que pasear desnudo en bicicleta sea un caso de exhibicionismo. ¡Dicen que la desnudez simple también es delito!», incidía en ese sorprendente argumento de la jueza.

En la página web de Euskal Naturista Elkartea (ENE) se va más allá en sus críticas: «Era sospechoso que el fiscal de Donostia quisiera un juicio rápido y sin garantías, y por fin había encontrado un juez amigo que prefiere prevaricar para proteger los prejuicios sexuales y religiosos de unos pocos en contra de los Derechos Humanos, la Constitución española y de sus leyes». Y, a renglón seguido, pregunta: «¿Alquien se acuerda de esos jueces que criminalizaban a la violada diciendo que iba provocando, aunque ésta tuviera 13 años?».

Una sentencia «ideológica»

¿Cómo explicar, entonces, a la luz de la legislación y sentencias previas -el propio Irwin ha sido absuelto en dos ocasiones-, que el mero hecho de ir desnudo por la calle sea constitutivo de delito, según un tribunal? La respuesta quizá resida en lo que Maite Vicuña, de ENE, exponía en una ponencia de las Jornadas contra la Discriminación del Desnudo, celebradas en Bilbo en marzo de 2004. «El desnudo ligado al sexo es el que no logran separar los discriminadores. Un nudista no lo es por motivos sexuales, sino ideológicos. La filosofía nudista es mucho más que unos genitales al aire, único aspecto que sólo logran ver quienes viven bajo la pesada losa de sus prejuicios».

Desde los colectivos que defienden esta actitud ante la vida subrayan que no se trata de una ideología que quiera cambiar el mundo, ni liberar a la sociedad «textil», como la llaman, de ninguna tiranía, ni ofender a nadie. Sí es una ideología liberalizadora para la propia persona que quiere desnudarse de los prejuicios del desnudo.

Pero el «derecho a no ver» o el «buen gusto», como ellos afirman, hace que las administraciones sigan poniendo traba tras traba. El caso de las playas mal consideradas «nudistas» es la evidencia más habitual. Curiosamente, como hacía constar la activista vasca Maite Vicuña, «no hay por qué calificar playas, ríos, lagos, campas, caminos, etc, no hay por qué calificar playas como nudistas para poder practicar el nudismo libremente». Según ella, «siendo todas las playas espacios públicos, todas las playas son de libre uso». Pero los ayuntamientos siguen insistiendo en `arrinconar» a los nudistas, cuando no prohibir su derecho.

Y una prueba de ello es una sociedad considerada progresista como la escandinava. Como recoge la web de Euskal Naturista Elkartea, hace más de un año comenzó un tímido movimiento reivindicativo en Suecia para poder hacer topless en las piscinas municipales del país. Dicho movimiento comenzó a tomar fuerza en poco tiempo y un año más tarde ha dado sus frutos.

Lo acontecido en la ciudad de Malmö es una buena prueba de ello, después de que hace unos días el comité deportivo de la ciudad votara en contra de la moción que trataba de impedir que las mujeres pudieran bañarse sin la parte superior del bikini. Todo lo contrario de lo sucedido hace poco en Polonia, donde el Ayuntamiento de Varsovia ha decidido no legalizar el nudismo en una de las playas de los suburbios de la capital.

El nudismo en las playas vascas

¿Cuál es la situación en las playas vascas? Arenales donde practicar el nudismo los hay. La playa más emblemática es La Salvaje (Atxabiribil), la más `adulta'. También La Cantera de Barrika está cobrando auge, habiendo otros espacios como Azkorri, Meñakoz, Zarautz, La Zurriola, Ogeia, el alavés de Arrangua, o los pantanos navarros de Yesa o Aoiz... En Ipar Euskal Herria, donde hay una gran tradición nudista, la legislación es distinta a la de este lado del Bidasoa, por eso se recomienda consultar a las asociaciones locales. Pero ahí están las áreas de Las Gemelas o la cala Loia, en Hendaia; Cien Escaleras, en Biarritz; cale Erretegia, en Bidart, o L´Ocean, en la zona de Xiberta. Y en Las Landas hay multitud de lugares donde disfrutar desnudo de la playa.

Un ejemplo singular, en cualquier caso, es la playa vizcaina de Sopela. Comenzó siendo un lugar para nudistas y desde hace ya tiempo se ha abierto a quienes van con bañador. «La convivencia entre personas que hacen nudismo y las que llevan bañador es lo mejor, porque puedes ir a la playa con gente que no es nudista, de manera que se unen las dos tendencias. Es lo más positivo», afirmaba Arturo Ríos, vocal de la asociación vasca de naturistas.

De momento, el caso del ciclista Irwin que se pasea por la capital donostiarra ha vuelto a poner a este movimiento en la primera plana mediática. Entre la sociedad vasca se trata de una iniciativa, la del desnudo en común, aún incipiente en cuanto número, pero consolidada en cuanto a tradición. La asociación apenas aglutina a dos centenares de socios, aunque los prácticantes seguro que son más, como observan los reponsables de este colectivo. Puede que el próximo 19 de julio, declarado hace dos años Día Sin Bañador, recaben más adeptos para su causa.

Derecho a la desnudez

1978

Con la entrada en vigor de la Constitución española se mantiene el delito de escándalo público, que incluye al nudismo, estableciendo para ello zonas autorizadas.

1989

Se suprimen las consideraciones de índole moral, y bañarse desnudo en la playa deja de ser delito. Pero mostrarse desnudo en público puede ser castigado.

1996

Entra en vigor el nuevo Código Penal español y con él ya las personas que hubiesen escogido vivir desnudas pasan a ser personas con ese derecho reconocido.

1997

El Parlamento de Catalunya aprueba una Proposición no de ley sobre la supresión de los obstáculos reglamentarios que impiden la práctica del nudismo.

2000

La piscina municipal de Artxanda, perteneciente al Instituto Municipal de Deporte de Bilbo, se convierte en la primera con horario nudista de Euskal Herria.

2004

El Ayuntamiento de Barcelona aprueba un Código Cívico para la ciudad, que descarta prohibir la desnudez, con lo que la persona que quiera puede ir desnuda.

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