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Raimundo Fitero

La crisis

Madrugar para presenciar los encierros televisados es una costumbre que algunos cumplimos con metodología franciscana. Tenemos importantes recompensas. Nuestro cutis tarda más en arrugarse y nuestra mente se aquilata. En los encierros se puede aprender sobre casi todas las cosas, y desde ahora, también tenemos varias explicaciones a los efectos reales de la crisis económica. Una especulativa de este vate: hay menos publicidad, se disfruta más de las imágenes, de las repeticiones inmediatas y como también deben ahorrar en comentaristas, con Javier Solano y su acompañante de turno van mejor. Y si además acude cada mañanica un corredor de verdad, es decir uno que venga de dejarse las rodillas en el empedrado, las posibilidades de interferencias se reducen. Me estoy refiriendo a la retransmisión clásica, la de TVE, porque la de Cuatro, ni la paseo en zapping porque se trata de un sucedáneo muy mal planteado. Lo único es que ha cundido un poco el sentido común y no son dos equipos los que dan señal, y ambas cadenas comparten las cámaras del encierro y de dentro de los corrales.

La reducción de la publicidad es consecuencia de la crisis. Esto parece claro. Y de los anuncios, además de los que sale Indurain, los patos de corral y la caja, vemos uno que es una versión de Epi y Blas, pero con bastante gracia, y hemos aprendido ya la diferencia entre un vaso y una bombilla y entre el vidrio y la porcelana. Diferencias muy importantes, porque el vaso y cualquier otra cosa de vidrio se debe tirar al contenedor adecuado para su reciclaje, en cambio la porcelana y la bombilla deben ir a otro. Por cierto, ¿a cuál? Nadie contesta. Desde mi ventana veo todas las noches como se cargan por el mismo lado del camión de la basura los contenedores de orgánico y el de papel. ¿Es lo ecológico?

Pero un corredor del encierro muy sensato, que le mandó callar a la preguntadora insistente sobre la muerte del día anterior, llegó a la conclusión de que la cantidad ingente de mozos corriendo los encierros en estos días de labor anteriores se debía, también, a la crisis. Obvio, si están en ERE o en paro, tienen más tiempo para la fiesta. ¿De verdad?

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