SAN FERMÍN 2009
Los toros de Aguirre lograron hacerse paso entre la multitud
La muerte de Daniel Jimeno en el encierro del día anterior no impidió que una multitud de mozos acudiera al encierro de ayer, único sábado de estos sanfermines. Los toros de la ganadería de Dolores Aguirre se desentendieron de los corredores, salvo en un caso de irreflexiva provocación en el tramo del callejón, y cubrieron el trayecto en dos minutos y medio.
Iñaki VIGOR |
El quinto encierro de los sanfermines también se caracterizó por la presencia de un toro rezagado de la manada, pero, a diferencia del día anterior, no hizo amagos de arremeter contra los mozos y la carrerá concluyó sin ningún herido por asta.
La manada comenzó a dividirse desde la misma salida de los corrales de Santo Domingo. Un toro se colocó en cabeza con varios cabestros, seguido de cuatro toros y después el sexto, que fue quedando descolgado pero arropado por dos mansos.
En el momento de producirse el contacto de los astados con los corredores, cuatro morlacos se escoraron ligeramente hacia el lado izquierdo de la cuesta, pero pasaron de largo junto a los numerosos mozos que permanecieron estáticos y pegados a la pared.
La gran velocidad de los «aguirres» impidió que en este primer tramo se vieran carreras sostenidas. Al llegar a la Plaza del Ayuntamiento uno de los morlacos arrolló a un corredor y pocos metros después a otro más, pero sin mayores consecuencias. A escasa distancia de él, otros cuatro toros permanecían agrupados junto a los cabestros, y bastante más rezagado marchaba en solitario el sexto, aunque sin perder la referencia visual de sus hermanos.
Caída del toro descolgado
El paso por la calle Mercaderes resultó bastante accidentado, con varios mozos arrollados por la manada. Por el contrario, el paso por la curva de la Estafeta fue realizado con limpieza por el grueso del grupo, si bien el toro descolgado resbaló y se quedó todavía más rezagado. A pesar de la gran cantidad de corredores-espectadores que se habían acumulado en esa zona, el morlaco se reincorporó y prosiguió la marcha sin hacer ningún amago de embestir.
A lo largo de la calle Estafeta la manada se fue estirando de forma progresiva, con un toro por delante de los cabestros y otros cuatro astados que dejaron una veintena de metros de distancia entre ellos y permitieron a los corredores habituales meterse entre las astas para sentir de cerca la respiración de los morlacos.
El toro rezagado realizó en solitario todo el resto del trayecto hasta el redondel, seguido de cerca por los pastores, que en más de una ocasión hubieron de recurrir a sus varas para mantener a distancia a los corredores que se acercaban a tocar al astado.
En mitad de la Estafeta se formó un pequeño montón de corredores, provocado por la gran afluencia a este encierro de fin de semana, pero no tuvo mayores consecuencias. La manada atravesó estirada el tramo de Cortes de Navarra y del callejón, sin lanzar derrotes contra los mozos que buscaban toro en esos últimos metros del recorrido. El mayor susto lo provocó el «aguirre» rezagado, cuando resbaló y seguidamente embistió junto a las tablas contra un joven que le había citado de forma inconsciente por un costado. El corredor cayó justo delante del animal, fue volteado y a punto estuvo de ser empitonado. Otros corredores acudieron en su ayuda y tiraron del morlaco hasta la arena de la plaza, donde los dobladores se encargaron de conducirlo hasta los chiqueros.
Tres heridos por traumatismos
Tras el encierro de ayer, siete personas hubieron de ser trasladadas a centros hospitalarios, pero sólo tres presentaban heridas de cierta consideración. En concreto, en el Hospital de Nafarroa fue atendido F.B.G., de 22 años y vecino de Castellón, que sufrió un traumatismo craneal en el tramo de Mercaderes, y un irlandés de 26 años que sufrió contusiones en el tramo de Cortes de Navarra.
En el Hospital Virgen del Camino ingresó el estadounidense C.R.D., de 48 años de edad, que sufrió una herida en la cabeza mientras corría en el tramo de la calle Mercaderes.