Antonio ÁLVAREZ-SOLÌS | Periodista
Según quién
Me gustaría saber porqué el Sr. Rubalcaba, ministro del Interior de España, puede decir con voz preocupada nada menos que esto: «¡Cuidado, cuidado, porque podemos estar saturando los juzgados y las cárceles!». Sí, me gustaría saber por qué el señor ministro puede añadir tan francamente lo siguiente: «La solución no es meter a todo el mundo en prisión y debe existir una voluntad de reinserción». Me gustaría saber qué es lo que el ministro nos quiere decir con esta otra frase del menú político que sirvió en el foro «Málaga, ciudad abierta», al expresar su amistad hacia las personas que han perdido familiares violentamente: los debates sobre este asunto «se hacen en caliente, pero es necesario enfriarlos».
¿Sabe el señor ministro cuantos daños físicos y morales sufren muchos ciudadanos que expresan idénticas o parecidas preocupaciones en el maltratado marco de la oposición abertzale o en el espumoso «entorno» de ETA, en el que tantos son perseguidos por buscar la paz mediante el peligroso ejercicio de la libertad de expresión? ¿Y usted por qué lo puede decir indemnemente, señor ministro? ¿Por qué no lo dice desde Madrid y en la solemne sede de su ministerio o del Parlamento estatal en vez de hacerlo huidizamente desde un rincón malagueño? ¿Está cambiando tanto la política del Sr. Zapatero ante la previsión de una debacle electoral? ¿O acaso se trata de garantizar alguna vida política al lehendakari López, que se debate entre la náusea y la nada?
Yo también me pregunto: ¿y los que vienen diciendo que la solución no está en meter a todo el mundo en prisión y están en prisión por decir eso mismo no merecen el reconocimiento del error de ustedes, que usted reconoce, por crear un estado policiaco como vía de gobierno? ¿Qué está pasando, señor ministro?