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REPORTAJE | I. FERNANDEZ - A. BILBAO

Color, calor y ritmo trepidante para el cierre del Bilbao Live festival más electro pop

El Bilbao Live Festival cerró ayer su cuarta edición con una espléndida jornada de sol y la actuación estelar de Primal Scream y Placebo, de la que daremos cuenta mañana. Antes, la luna redimió la madrugada del viernes a Chris Cornell y Jane´s Addiction, grandes referentes de los 80 y los 90, que devolvieron sonidos rock a un evento meramente británico y electro pop.

El BBK Live ofrecía en su entrega del viernes el capítulo dos de lo que había iniciado el Kobetasonik unas semanas antes con la actuación de Mötley Crüe: un soberano repaso a tres de las bandas más importantes de la última gran escena del universo rock: Mötley Crüe, Soundgarden y Jane's Addiction.

El guiño a Soundgarden llegaba vía Chris Cornell, cantante y líder de una de las bandas referenciales de lo que vino a conocerse como grunge en los primeros años 90. El resultado de la actuación de Cornell fue dispar. Bochornoso en los momentos en los que atacaba los temas de su último trabajo discográfico, «Scream», una tontería sónica en la que ha dejado hacer a Timbaland, el gran capo del r&b, más cercano a Justin Timberlake que al rock de guitarra, bajo y batería. Insulso cuando atacó diferentes versiones y canciones propias que parecían introducidas en el repertorio con la intención de frenar la inercia positiva que alcanzó en varios momentos. Especialmente triste, que no emotivo, fue cuando el ex de Soundgarden invitó a cantar «con el corazón» `Billie Jean', de Michael Jackson.

Más que aceptable estuvo Cornell interpretando sus temas junto a Audioslave, pequeños clásicos de esta década entre los que destacaron `Cochise' y `Show me how to live', que estuvieron entre los más coreados de su actuación. Claro que alguien como Cornell, que estuvo en el momento justo en el lugar adecuado para crear Soundgarden a principios de los noventa, posee algunos ases en la manga que pocos seres vivos del planeta pueden esconder y usar a su antojo. Eso fue lo que hizo Cornell para rozar el cielo. `Outshined', `Spoonman' y `Rusty cage', de Soundgarden, explotaron en el corazón de una parte del público enrabietada por una selección de temas totalmente deficiente. `Hunger strike', un tema de Temple Of The Dog, súper grupo compuesto por miembros de Soundgarden y Pearl Jam, le adjudicó la redención.

El rock and roll tiene mucho de onírico. De recuerdo en el viento y hazañas perdidas en la memoria de un verano eterno. Jane's Addiction está en muchas memorias de carne y hueso. Seguramente en vinilo, en algún lugar oculto al resto del mundo, en una estantería polvorienta a la que apenas llega la luz.

Porque Jane's Addiction son la pesadilla del sueño. Nacieron en Los Ángeles en una era en la que Mötley Crüe campaban a sus anchas por el firmamento rockero y Guns N' Roses daban sus primeros pasos para convertirse en la última gran banda. Aparte del espacio tiempo, los bienes musicales compartidos entre Jane's Addiction y sus coetáneos eran escasos.

La adicción de Juana era una suma oscura de elementos dispares. Perry Farrell, un frontman díscolo y excéntrico incapaz de estarse quieto; Dave Navarro, un guitarrista talentoso amante del hard rock de los 70 y una sección rítmica musculosa a la que no le temblaba el pulso a la hora de acercarse a sonoridades reggae.

Sorprendentemente, sobre las tablas del escenario grande del BBK Live, todo eso quedó retratado con fidelidad. Farrell fue más Farrell que nunca, moviéndose como una gran diva y mostrando habilidades que pocos cantantes del planeta pueden desplegar hoy en día. Navarro también estuvo en su sitio, esplendoroso y portentoso. Navarro es uno de los grandes guitarristas de su generación y en Bilbo lo demostró a lo grande.

La sección rítmica compuesta por Eric Avery y Stephen Perkins, fue tan contundente como se podía imaginar, aportando un empaque sobrehumano a la excelente actuación de Jane's Addiction. Y es que de no ser por la corta duración del concierto, se podría citar la primera noche en Euskal Herria del grupo de Farell y Navarro como histórica.

La revisión del rock estadounidense estuvo precedida de la dinámica actuación de Kaiser Chiefs y el regreso de los veteranos Echo & The Bunnymen, quienes echaron el cierre del viernes. Los primeros, con el entregado Ricky Wilson a la cabeza, provocaron reacciones dispares, en la misma onda que Depeche Mode. Animaron más, eso sí, con buena utilización de guitarras y teclados, ritmos tecno pop y canciones pegadizas y muy coreadas. Los segundos, con la voz cascada de Ian McCulloch, no eran la banda ideal para despedir la noche, pues su compromiso musical, con rítmos medios, es bastante melancólico y dejó fría a la gente.

Según la organización del festival, Last Tour Internacional, fueron algo más que 16.000 mil los melómanos que dieron colorido el viernes a Kobetamendi. Si el jueves, día de labor, Depeche Mode nos dejó un tanto fríos, el viernes ganó considerablemente en colorido y los prados del festival presentaban un ambiente espléndido desde primera hora de la tarde, para extenderse mucho más allá de la madrugada, con el protagonismo de los pinchadiscos a los platos.

Resentidos por la extenuante jornada anterior, el sábado la gente fue más remolona a la hora de dejar la siesta. Sobre todo los británicos que, tras ser los más llamativos el viernes, desaparecieron para la soleada sobremesa del sábado -se apuntó a que estaban en el camping, durmiendo la mona o dándose crema en las quemaduras-. Con una luminosa y calurosa tarde, también es posible que los aficionados prefirieran planes paralelos a la espera de la traca final, con Asian Dub Foundation, Primal Scream y Placebo, sin olvidar a Fischerspooner.

Con el sopor de las altas temperaturas y la gente más perezosa que la jornada anterior, difícil fue la apertura de la sobremesa del sábado, a cargo de la indispensable banda Ama Say (como en días precedentes hicieron Lain y El Columpio Asesino), quienes se lo tuvieron que currar bajo un caluroso sol para dar paso, también en el escenario secundario, a It Hugs Back, joven banda británica con sonoridad más cercana al noise de Nueva York y rítmos en un principio (con un final más intenso) decadentes y atmosféricos, quizás no los más adecuados para sacarnos del aletargamiento. De momento, poquita gente prestando atención, y entre los asistentes, nutrida presencia de la escena euskaldun, con músicos locales atentos a todo lo que acontece, no solo en el plano estrictamente musical.

A las 18.00 entra en juego el escenario principal, donde nos espera Cycle. Los madrileños, con David Kano a las máquinas, se presenta en quinteto, acompañados de dos guitarras y las voces del frontman Mathias Freünd, y de la carismática La China, con pintalabios oscuro, gafas de sol y vestido blanquinegro a rayas, con falda de tubo. La gente se despereza y el aletargamiento general desaparece ante un quinteto adecuado para este tipo de festivales. La banda presenta su segunda referencia, «Sleepwalkers», pero finaliza su directo con el hit `Confussion' del primero, con la gente bailando sudorosa con los brazos en alto. Es imposible que la temperatura aumente, pero sí lo hace el numero de asistentes, que comienzan a abarrotar los prados del festival.

Tras el electro pop de Cycle, animada acude la gente al siempre más fresquito escenario secundario. Se prepara allí el octeto The Phenomenal Handclap Band. Gracias a dos teclados y un ritmo muy negroide, la banda ofrece un soul psicodélico bailable, con bastante groove, donde caben por igual tanto Booker T. como Jefferson Airplane, en este caso por el uso de las voces femeninas y las guitarras lisérgicas. Vestidos principalmente de blanco, los neohippies de Nueva York son, en definitiva, una de las bandas más curiosas y singulares de las que han aparecido por la edición actual del Bilbao Live Festival.

Con una temperatura espectacular y el sol aún en plena forma, el octeto se despide a las ocho para dar paso al escenario principal, que prepara el ánimo de la gente con diversas canciones de AC/DC. Salen a escena Baddies, precedidos de una canción de Aerosmith. No obstante, el sonido del cuarteto poco tiene que ver con lo escuchado, pues los chicos de azul y negro (como vestían) optan por un sucio sonido post punk, ayudado por una sonorización turbia y descontrolada. A las 21.10 comienzan Asian Dub Foundation, que prolongarán la música en directo, junto a Primal Scream, Placebo y Fischerspooner, hasta las 3.00 de la madrugada. Adiós a Baddies, para quienes tocar en el Bilbao Live, escuchados a día de hoy, cabe imaginar que sea lo más grande que vayan a vivir en toda su existencia.

Comienza a oscurecer, las campas de Kobetamendi rezuman vitalidad y la noche se siente cada vez más cómoda. Para cuando el festival despida su actual edición, y el giraplatos de los pinchadiscos Hodei y Joseba Vegas pare, serán las 8.00 de la mañana de hoy. Mejor lo dejamos para mañana.

 
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