Gari Mujika Kazetaria
Zuretzako, Mauri
El mañana es algo que cada día se nos escapa de entre las manos, aunque en cierta medida sean las decisiones que tomamos ante la vida las que desbrozan el de cada uno. Luchar ha sido siempre la determinación que ha marcado tu vida, incluso en momentos en los que sobrevivir requería de decisiones egoístas, de pensar, aunque sólo fuera un poco, en ti. Pero nunca has traicionado tu forma de pensar, vivir y sentir, a pesar de todo. Y en tu caso, el pesar ha sido mayúsculo.
Ni cuando pastoreabas se te ocurría abandonar a su suerte a oveja moribunda alguna. Ni cuando te secuestraron flaqueaste, tampoco cuando te torturaron hasta la extenuación. En más de una ocasión tuviste que pisar la cárcel, y en una de ellas, después de sesiones salvajes de martirio, te volvieron a sacar para torturarte aún más como ningún ser vivo se merece... ¡durante 17 días! Ni queriendo puedo relatar lo que te hicieron, aunque ya lo detallaste ante cientos de personas que, a buen seguro, tampoco podrán olvidar cómo se estremecieron y cómo sangraron lágrimas de sufrimiento.
Pero nunca han conseguido lo que pretendían: doblegarte, que te traicionaras a ti y a tu dignidad.
Desde hace semanas falta tu férrea voz de entre los que exigen sin descanso en el barrio, en la encartelada de los viernes o los domingos en Martutene, la libertad de los presos políticos vascos. De los que, como dices, son las joyas de nuestro pueblo. No creo que nunca hayas sido buen deportista, pero al menos para mí representas el maratón que supone la justa lucha que por su libertad y respeto de sus derechos lleva este país. Y aunque me tripliques en la cuenta de primaveras que has visto pasar, eres uno de los verdaderos amigos que uno puede contar con sus dedos. Burugogorra como tú solo, pero humilde, generoso, solidario y amigo de los amigos.
Zipotz está a punto de llegar al barrio, y aunque en estas fiestas no vayamos a gozar las gargantas con unos buenos tintos, todavía tenemos demasiadas juergas que correr. O sea que tendrás que luchar como hasta ahora, porque las bodegas navarras y alavesas nos esperan ansiosas. Muxu haundi bat, Mauri!