El presidente de Rusia, Dimitri Medvedev, anunció el exitoso lanzamiento de prueba de un misil balístico de largo alcance.

«Hoy -por ayer- se ha lanzado un misil estratégico desde un submarino. El objetivo fue abatido y los fragmentos del misil cayeron donde estaba previsto», afirmó sin precisar el tipo de cohete.

Medvedev hizo esta declaración durante una reunión con marineros rusos en el puerto de Sochi, en el mar Negro, adonde llegó tras visitar la base militar rusa situada en la capital oseta.

La de ayer era su primera visita a Osetia del Sur desde el conflicto bélico con Georgia en agosto del año pasado y la proclamación de la independencia, reconocida por Rusia. El jefe del Kremlin recorrió junto al líder oseto Eduard Kokoiti el parque donde se encuentran estacionados los carros de combate y otros vehículos militares, además de los barracones y los comedores del cuartel.

El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, Nikolai Makarov, resaltó que la base está preparada para «cumplir cualquier misión de defensa ante una agresión». Añadió que la mayoría de los oficiales tiene experiencia de combate en «puntos calientes».

Medvedev también fue a los barrios derruidos de Tbilisi y departió con sus habitantes, que lo recibieron con una estruendosa ovación y muestras de agradecimiento.

Moscú firmó en fechas recientes sendos acuerdos bilaterales con Osetia del Sur y Abjasia, por los que tropas rusas asumirán el control exclusivo de las fronteras de ambos enclaves con Georgia.

El presidente georgiano, Mijail Saakashvili, calificó la visita como «el precedente más amoral y vergonzoso de la historia de la diplomacia rusa».

Se preguntó si era una respuesta a las recientes declaraciones en Moscú del presidente estadounidense, Barack Obama, que proclamó que «la soberanía e integridad territorial de Georgia deben ser respetadas».