El concejal José Luis Sabas presentó ayer el nuevo diseño de la céntrica plaza Arriquibar, cuyas obras se inician hoy con la renovación de la red de saneamiento y se prevé que finalicen para abril de 2010 tras invertir cuatro millones de euros. Ese espacio público dejará de funcionar como rotonda para el tráfico rodado y se convertirá en una intersección entre Alameda Rekalde y Alameda Urquijo.

Sabas explicó que el Ayuntamiento bilbaino ha recogido el deseo del arquitecto de la Alhóndiga, Philippe Starck, de que Arriquibar se conforme como «una extensión del futuro centro cultural y de ocio». Para ello, se creará una plataforma elevada de unión entre la emblemática plaza y el edificio del antiguo almacén de vinos, además de habilitarse un nuevo espacio urbano con diferentes zonas de estancia y vegetación, respetándose los actuales árboles.

Alfredo Gastiosoro, arquitecto municipal, explicó que se respetará la idea original de Starck, creándose «unas alfombras de mosaico que ofrezcan a los usuarios un ambiente doméstico en el espacio urbano exterior». La plaza se elevará una cota de 1,20 metros respecto a su estado actual. El acceso a este nuevo espacio se efectuará a través de tres tramos de escaleras de vidrio retroiluminado, enfrentadas a los accesos peatonales de las calles circundantes.

La superficie de la nueva plaza Arriquibar será de unos 700 metros cuadrados y se mantendrá la actual fuente. Asimismo, se crearán seis áreas de estancia, cada una con un diseño y un mobiliario urbano diferente. Para la construcción de estas zonas se utilizarán mosaicos de fragmentos de cerámica, lo que dotará al recinto completo de una atractiva y vanguardista estética. Las aceras de Alameda Rekalde, Fernández del Campo, Alameda Urquijo e Iparragirre simularán alfombras de grandes dimensiones, diseñadas por Philippe Starck.

El proyecto filtrado hace ya un tiempo a un medio de comunicación local ha creado cierta preocupación entre algunos arquitectos, que consideran que se está haciendo «espectáculo con elementos significativos de la ciudad». Arriquibar, según Iñaki Uriarte, es una de las figuras claves del Ensanche que se aprobó en 1876, al igual que lo son las plazas Elíptica, Jado, Egileor o Circular.

En opinión de este defensor del patrimonio, la intervención prevista «devalúa» el valor y supone una «pérdida de autoestima» del urbanismo local del siglo XIX frente a propuestas actuales alejadas de la filosofía que dio lugar al Ensanche.

«Bilbao se está convirtiendo en una pasarela de nombres famosos en la que se menosprecian tesoros como el conjunto arquitectónico y urbano del Ensanche», manifestó Uriarte. La plaza Arriquibar, añadió, está catalogada en el Plan General dentro de la categoría de conjunto de interés arquitectónico y ambiental con la máxima protección, con conservación integral.