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Raimundo Fitero

Tertulianos ejemplares

Dicen que acabaron a hostias. Hemos visto los últimos coletazos, pero seguro que aparecerán más imágenes cuando lo crean necesario para mantener el nivel intelectual del programa. Nos referimos a «¡Sálvame!», que desde su irrupción en la tarde de Tele 5 está cosechando unas audiencias que le hacen reconquistar espacio y audiencia con Jorge Javier Vázquez, el del tomate, ahora en solitario, pero en cuadrilla, es decir, está cómo único presentador pero se hace acompañar por una recua de tertulianos, los más reconocidos en la materia, es decir los que mejor sobreviven, crecen y se reproducen en medio de todos los detritus.

La cuestión es que Pipi Calzada y Jimmy Jiménez Arnau mantenía desde siempre una suerte de pela constante, algo que a todas luces era parte del guión, es decir debían crear tensiones, contradecirse, tratarse con malos modales y llegar incluso a los insultos, si era preciso, pero dentro de un orden. Ambos viven de explotar sus vidas pasadas o presentes, y al que también dice ser cronista deportivo, famoso por aparecer voluntariamente en una playa mostrando los atributos que le ha dado la naturaleza entre las piernas, se le señala como cornudo. Claro, se puede decir con cariño y hasta con rima, pero si se dice con el tono cheli de un macarra emparentado con la familia Franco, que ya tuvo problemas en otros platós por una supuesta vinculación con el uso y difusión de unos polvos blancos que se venden al menudeo, acaban produciendo una violencia desmesurada.

La cuestión es que siguió insultando el presunto escritor, y en corte por publicidad, se juntaron y se liaron a puñetazos y patadas. En este programa tiene a bien emitir lo que sucede en los pasillos, pero en esta ocasión ante los hechos, pusieron una imagen fija del plató con el público estirando las piernas, y cuando volvieron dijeron que ya lo explicarían. Claro está, Internet se ha encargado de difundir lo que hay, y de lo que se ve, se puede asegurar que no era ficción. Ahora tomarán decisiones y, o bien despiden a uno, a ambos o les suben el sueldo. O todo en sucesión temporal para darle enjundia. Ellos sí que son unos tertulianos ejemplares.

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