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Las «heridas» del Kursaal, curadas por los llenos de la Trinidad

Cinco días de festival dan para mucho, para buenos y no tan buenos momentos. En general, la organización e instituciones hacen un balance positivo de lo acontecido en la 44 edición del Jazzaldia. 103.000 personas han visitado los recintos dedicados a la actividad musical y, aunque el Kursaal no ha acogido al número de seguidores deseados, la Plaza de la Trinidad ha compensado los daños recuperando «el sabor y el alma» del certamen donostiarra.

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Ariane KAMIO | DONOSTIA

Tras disfrutar de los conciertos que dieron por acabada la 44 edición del Jazzaldia, llega la hora de hacer el balance que cierra la temporada jazzística. Parece que el resultado final no ha sido tan malo, aunque los cinco días que ha durado el certamen ha tenido sus luces y sombras. El concejal de Cultura del Ayuntamiento de Donostia, Denis Itxaso, aseguró ayer que, en general, el resultado de los cinco días ha sido «positivo». Según explicó, la reducción del presupuesto y las dificultades económicas no han evitado que este festival de «clase A» haya «pasado con nota» el «complejo examen» impuesto por la crisis. Entre las medidas tomadas durante este año destacan la reducción de una jornada en la programación -de seis a cinco días-, además de la supresión de la tradicional Jazz Band Ball que se lleva celebrando en la jornada inaugural.

En total han sido 103.000 las personas que han pisado los diferentes escenarios situados en el triángulo que conforman la playa de la Zurriola y el Kursaal, el Victoria Eugenia y la Plaza de la Trinidad, siendo las jornadas del 23 y 25 los días «punta». La densidad de la asistencia en los espacios abiertos ha sido «mayor» que en años anteriores, con una afluencia de gente «masiva» en las terrazas situadas junto a la playa. Sin embargo, en lo que se refiere a los conciertos de pago, la asistencia se ha visto resentida, siendo el Kursaal el recinto más afectado entre todos, aunque el descenso de la recaudación se compensará con el de las ventas por merchandising en el exterior.

En el otro extremo, la Plaza de la Trinidad, cerrada el año pasado a consecuencia de las obras de restauración del Museo San Telmo, se ha convertido en la gran protagonista de esta edición. Testigo de los momentos más intensos del festival, la plaza ha regresado a la programación para recuperar «el sabor y el alma» del certamen.

De cara al 2010, Itxaso aseguró que Jazzaldia se tendrá que «acoplar» a la situación económica reinante en el momento. Si sigue planteando «dificultades», el festival volverá a hacer «ejercicio de austeridad». «Cuando pase el vendaval volveremos a los días que no debieron dejar de ser. Esta edición es un ejemplo de cómo puede ofrecerse calidad haciendo contención económica», concluyó.

Calidad artística

Por su parte, Miguel Martín, director del Jazzaldia, hizo un balance artístico de lo acontecido durante los últimos cinco días. A su juicio, Donostia ha acogido una serie artistas que quedarán en la memoria del festival, destacando los nombres de Dave Douglas, Brad Mehldau, Hank Jones, Roy Haynes y, por supuesto, la velada «excepcional» de Abdullah Ibrahim en la medianoche del sábado. Martín no olvidó tampoco a Carla Bley, Joe Lovano y Bad Plus, y aseguró que, en la parte «jazz, jazz, jazz», el resultado ha sido «extraordinario».

La actuación del «gran showman» que es Jamie Cullum y el concierto del cantautor estadounidense James Taylor los enmarcó en las «celebraciones» de la 44 edición. También la «celebración callada» de los noruegos Arild Andersen Trío y la del músico de Hawai Jake Shimabukuru, al que han visto muy pocas personas en los dos pequeños recintos en los que ha tocado, pero cuyo nombre suena por todas partes en Donostia por las «chispas que le saca a su ukelele».

Sin embargo, esta edición no ha estado exenta de polémicas, y una de ellas ha sido la surgida a raíz de la actuación de Pitingo en la Plaza de la Trinidad. Martín consideró que «el gran concierto» ofrecido por el artista flamenco «da por cerrada» cualquier diferencia.

A Micah P. Hinson y Animal Collective, que han «encantado» a unos y «horrorizado» a otros, los situó en la parte de «las convivencias», pues siempre que lo ofrecido no sea «una castaña» le parece bien que haya «polémica».

CINCO DÍAS

De cara a la edición del año que viene, Itxaso aseguró que el festival tendrá que «acoplarse» al panorama económico del momento, por lo que no descartó seguir celebrando durante otro año más un certamen de cinco días.

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