Los gobernadores del sur de Nigeria en pie de guerra por la producción petrolera
A los enfrentamientos en el norte de Nigeria entre grupos locales talibán y las fuerzas de seguridad, se suma la rebelión de los gobernadores de los estados del sur, que exigen al presidente Umaru Yar´dua que la reforma de la industria petrolera favorezca sus intereses.
GARA |
Los gobernadores de los estados del Delta, Edo, Bayelsa, Rivers, Cross Clavar y Akwa Ibom han amenazado con salirse del proceso de negociación con la guerrilla del MEND si el proyecto de reforma de la industria petrolera no favorece sus intereses.
El 25 de junio, el presidente Umaru Yar´adua, ex gobernador del Estado norteño de Katsina, propuso una amnistía a todos los milicianos que atacan al sector petrolero y ponen en serio riesgo las aspiraciones presidenciales de hacer de Nigeria una de las veinte primeras economías del mundo en 2020.
Los cargos electos del sur han advertido que no aceptarán esta amnistía si la reforma se mantiene en sus actuales términos y exigen al presidente la dimisión del ministro de Petroleo Rilwanu Lukman por considerar que favorece a los estados del nortes, de donde es originario. «Los pueblos del Delta pedimos al Gobierno y al presidente que impidan al señor Lukman proseguir con esta política nefasta para el país a largo plazo», subrayaron en un comunicado.
Criticada por las multinacionales afincadas en Nigeria, esta reforma, conocida con el acrónimo de PIB, reaviva las históricas tensiones entre el sur, muy rica en recursos petrolíferos pero cuya población vive en la miseria, y el norte, que ostenta el control federal desde hace dos años. «Esta ley será elaborada sin la contribución del pueblo y los gobiernos de los estados del Delta del Níger. Pedimos su retirada para garantizar el respeto y equidad entre todos los estados», insistió el ministro de Medio Ambiente de Rivers, Ezemonye Ezekiel-Amadi.
Este conflicto se suma a los sangrientos enfrentamientos en el norte del país. Ayer murieron 30 personas en el sur del estado de Yobe. Desde el domingo, han fallecido más de 300.
La comisaría central de Maiduguri, al noreste, se ha convertido en refugio para decenas de personas que huyen de los combates entre grupos talibán y fuerzas de seguridad.