Atentado de ETA en Burgos
ETA destroza la casa cuartel de la Guardia Civil en Burgos con una furgoneta-bomba
La explosión de una furgoneta-bomba junto a la casa cuartel de la Guardia Civil en Burgos provocó importantes daños materiales en el edificio y heridas leves a medio centenar de personas. Según indicaron fuentes de la investigación policial, un comando de ETA estacionó el vehículo en el lugar catorce horas antes, hacia las dos de la tarde del martes. El ministro español de Interior lo calificó de «atentado fallido».
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La detonación de una furgoneta-bomba -que, según distintos medios españoles, estaría cargada con entre 200 y 500 kilos de explosivos- provocó graves daños en la casa cuartel de la Guardia Civil de Burgos y heridas leves a medio centenar de personas. La explosión, que se registró hacia las cuatro de la madrugada, dejó un enorme cráter de siete por dos metros y dañó hasta siete plantas de las quince con las que cuenta las dependencias del instituto armado.
El lugar en el que el comando de ETA había estacionado la furgoneta es un aparcamiento abierto, «sin reflejos de onda» que puedan amplificar el efecto destructor de la explosión. El vehículo estaba colocado a unos 16 metros de la fachada posterior del cuartel, que tiene una superficie construida de 15.648 metros cuadrados sobre una parcela de 5.640 metros. El inmueble, ubicado en el número 73 de la Avenida de Cantabria, dispone de 15 plantas, incluido un sótano, destinadas a viviendas, de 850 metros cuadrados cada planta, excepto una que cuenta con 1.108 metros cuadrados, según datos obtenidos por Efe del catastro.
Se trata de una parcela aislada y protegida a la que es necesario atravesar un control para acceder a las instalaciones. El edificio, de gran altura, es fácilmente visible en la zona norte de la ciudad, ya que se encuentra en la salida hacia Santander, entre la avenida de Cantabria y la calle Jerez.
El propio ministro de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, informó de que en el momento del atentado pernoctaban en el lugar 120 personas. De ellas, 27 resultaron heridas: trece mujeres, nueve hombres y cinco niños, según fuentes de la Guardia Civil. El resto de heridos son vecinos de las proximidades, que fueron desalojados tras la explosión. El alcalde de Burgos, Juan Carlos Aparicio, explicó que a mediodía sólo quedaban unas 14 personas pendientes de volver a sus casas, de las cerca de 200 que tuvieron que ser evacuadas por los daños.
Por su parte, el servicio de Sanidad de Castilla y León (Sacyl) indicó que los heridos habían sufrido fundamentalmente cortes y pequeñas heridas, y que todos ellos fueron dados de alta a primera hora de la tarde.
Los «fracasos» de Rubalcaba
Como es habitual en este tipo de atentados contra instalaciones policiales o militares, no hubo aviso previo de advertencia por parte de ETA.
Las primeras reacciones de dirigentes políticos y representantes institucionales destacaron que no se hubieran producido víctimas mortales ni heridos de gravedad: unos, como el presidente del BBB del PNV, Andoni Ortuzar, comentaron que fue «casi un milagro» y otros, como el vicepresidente español Manuel Chaves, afirmaron que los autores buscaban «una matanza totalmente indiscriminada». La mayoría también incidió en la inminente «derrota» de la organización armada vasca.
Más sorprendente resultó la valoración de Pérez Rubalcaba, que dijo que se había tratado de «un gran atentado fallido» porque, según añadió, «buscaba víctimas mortales». No obstante, este mensaje forma parte del discurso habitual que el actual ministro español de Interior pronuncia cada vez que ETA realiza un atentado de este tipo. El 14 de mayo del pasado año, tras un atentado en Legutio en el que murió un guardia civil, dijo lo mismo: «ETA ha fracasado en su intento, ya que si uno pone una bomba cargada de explosivos frente a una casa cuartel está pensando en producir una masacre, pero no del todo porque ha matado a un inocente».
Ayer, tras visitar la zona afectada, comentó que en la instalación de la Guardia Civil «dormían en los pisos 120 personas, de los que 41 eran niños, lo que pone de manifiesto el carácter especialmente canalla del atentado». Durante su comparecencia ante los medios poco antes del mediodía, el titular de Interior apenas ofreció datos de la investigación policial, no precisó ni la cantidad ni el tipo de explosivo utilizado, pero resaltó que era una bomba «de una potencia importantísima».
Para entonces, fuentes de la investigación citadas por el diario «El País» habían señalado que probablemente la furgoneta fue estacionada frente al cuartel hacia las dos de la tarde del martes.
Rubalcaba asumió que no es extraño que ETA no haya avisado antes de producirse la explosión porque esto «ha ocurrido otras veces cuando pretenden atentar contra la Guardia Civil». No obstante, indicó que esta acción fue «especialmente canalla» porque no sólo pretendía atentar contra los guardias civiles, sino también contra sus familias.
Respecto al vehículo utilizado, explicó que se trataba de una furgoneta que tenía matrículas «dobladas» (que corresponden a otro vehículo matriculado legalmente) y que aparentemente estaba matriculada en el Estado español, pero sin descartar que pueda tratarse de una de las furgonetas robadas en los últimos días en el Estado francés. Europa Press informó de que era una Mercedes Vito y que la matrícula correspondía a otro vehículo de ese modelo de color blanco.
Tras examinar el exterior de la casa cuartel y reunirse con las autoridades de Burgos y Castilla y León, el ministro visitó a algunas familias afectadas que se encontraban en diferentes dependencias de la ciudad a falta de su realojo definitivo.
Delegados del Gobierno
Los delegados del Gobierno español en Hego Euskal Herria también se sumaron a la condena combinada con mensajes de optimismo sobre el final de ETA. Desde Iruñea, Elma Sáiz manifestó que ETA «nunca logrará sus objetivos» ya que «la sociedad, junto a las instituciones democráticas, las fuerzas de seguridad y la justicia, acabarán con el sinsentido que es la violencia terrorista». Además, Sáiz destacó la labor que desarrollan las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado en la lucha contra ETA.
Por su parte, el delegado para Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, Mikel Cabieces, aseguró que las FSE conseguirán «que los autores de la salvajada rindan cuentas ante la justicia». En un comunicado, Cabieces transmitió «su solidaridad» con la Guardia Civil y «con todos los ciudadanos de Burgos que en la madrugada de hoy se han visto afectados por el salvaje atentado terrorista de ETA».
Mientras tanto, en Madrid, la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), mayoritaria en el instituto armado, exigió al Ministerio de Interior que revise y mejore con urgencia los planes y protocolos de seguridad de las casas cuartel para que «dejen de ser un blanco operativo». No obstante, en su comunicado, la AUGC indicó que estos atentados sólo consiguen fortalecer la voluntad de la Guardia Civil de «seguir en primera línea contra el terrorismo y por las libertades».
Agencias de noticias y medios de comunicación españoles destacaron ayer que las instalaciones de la Guardia Civil han sido uno de los objetivos más repetidos por ETA. La agencia Efe cifró en 89 las acciones de este tipo registradas en los últimos treinta años, sumando hasta 33 víctimas mortales y cerca de trescientos heridos. Entre los métodos utilizados por la organización armada se recordaba el lanzamiento de granadas, los ametrallamientos y los coches-bomba. Este último fue el procedimiento empleado en las dos acciones más graves contra instalaciones del instituto militar: el 11 de diciembre de 1987 once personas murieron en la casa cuartel de Zaragoza y más de 30 resultaron heridas, mientras que el 29 de mayo de 1991 ETA acabó con la vida de diez personas y causó heridas a más de cuarenta en la casa cuartel de la localidad barcelonesa de Vic.
Más recientes son los atentados registrados en Legutio el 14 de mayo de 2008, en el que falleció un guardia civil; en la localidad riojana de Calahorra, el 21 de marzo del mismo año; y en Durango, el 24 de agosto de 2007. En los tres se utilizaron coches-bomba. GARA