XXXV. Subida a Urkiola
Igor Antón, un triunfador que viene de la clase obrera
En 2006, Iban Mayo se impuso gracias al trabajo de desgaste de Antón. Ayer, Euskaltel-Euskadi controló la prueba para su líder, que dio el hachazo definitivo en Txakurzulo. Beñat Intxausti, del Fuji, acabó quinto.
GARA | BILBO
Hace siglos que el Antiguo Régimen pasó a la historia. Aunque el mundo siga siendo clasista, no es imposible que la clase obrera brille y se embolse sus triunfos. Igor Antón, y con su gran triunfo de ayer en Urkiola, es la prueba fehaciente de ello.
Y es que el corredor de Galdakao ha tenido que ser siervo antes de reinar. En 2006 -precisamente el último triunfo vasco en Urkiola-, Euskaltel-Euskadi brillaba en Urkiola de la mano de Iban Mayo. En aquel entonces, el equipo naranja controlaba la carrera y la remataba con una subida exigente marcada por Antón, de modo que cuando la estrella de Igorre decidió arrancar, apenas tenía enemigos a los que batir.
Tres años después, la historia se repetía, pero en esta ocasión era Igor Antón quien le daba punto final al gran trabajo de Euskaltel-Euskadi, demarrando en Txakurzulo, para apuntarse con todo merecimiento la edición 35 de la subida.
De la locura al control
La prueba arrancaba como una carrera de amateurs. Intento tras intento, no había quien se estuviera quieto en el pelotón.
Así, tras un frenético inicio de carrera y antes del primer paso por Urkiola, un dúo comandaba la prueba poniendo asfalto de por medio: el colombiano Jairo Salas del grupo Colombia es Pasión, y Luis Mas, del Burgos Monumental. Ambos lograron hacer camino con el beneplácito del pelotón.
En el ascenso definitivo, un arreón de Rubén Pérez dejó el grupo en apenas once corredores y un par de kilómetros después quedaban los seis más fuertes. Antón de Euskaltel, Beñat Intxausti de Fuji, Sinkewitz, Xavi Tondo, el ganador del año pasado David Arroyo y el colombiano Freddy Montaña.
En la cuesta de Txakurzulo, en medio de un enorme gentío, Antón dio el tirón decisivo y se hizo con el triunfo, coronándose en el sitio donde tres años atrás fue el mejor trabajador.
Vuelta a Polonia
La Vuelta a Polonia arrancaba en la tarde de ayer con una etapa de 108 kilómetros con salida y llegada en Varsovia. Tras esta primera etapa, el primer líder de la prueba es el corredor esloveno Borut Bozic, del Vacansoleil, que se impuso al sprint a André Greipel del Columbia y a Francesco Gavazzi, del Lampre.
La segunda etapa de la prueba será entre Serock y Bialystok, de 219.1 kilómetros.
Lesión de Juanma Garate
Juanma Garate saldaba su participación en la Clásica de Donostia con una fractura en el cuarto metatarsiano de la mano derecha debido a una caída sufrida bajando Jaizkibel. Se estima que deberá estar parado unas cuatro semanas; es decir, que llegará muy justo al inicio de la Vuelta.
Igor Antón se mostraba muy contento con su victoria en la Subida a Urkiola, una prueba que siempre le había supuesto «un sueño» conseguirla. Pero antes que nada, no quiso olvidarse del gran trabajo de sus compañeros de equipo y dedicó también su éxito al sanpedrotarra Mikel Astarloza.
«Gracias a Rubén Pérez, gracias a Verdugo. Este triunfo es para todo el equipo y, cómo no, ahora que está pasando por un mal momento, también va para Mikel», dijo Antón en la meta de Urkiola.
Sobre la carrera, explicó que «el rival que más miedo me daba era Arroyo. A meta casi no llego porque iba muertísimo, pero he podido aguantar cuando veía a Tondo».
Ya más calmado, el galdakaoztarra reconocía que le ha «venido muy bien» el golpe de pedal cogido en el Tour, donde debió sufrir más de lo que esperaba. «El Tour es de primerísimo nivel y el ritmo es endiablado», explicaba, feliz de «poder recuperarse» durante esta semana para poder «dar la victoria al equipo».
Otro vizcaino, Beñat Intxausti, también estaba satisfecho. «Tenía buenas piernas y lo he intentado, pero Igor ha demostrado ser el más fuerte», declaró.
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