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Consejos para que la llegada de las medusas a las playas vascas no nos ague la fiesta

El 95% de su organismo es agua y no tienen cerebro, pero lejos de resultar inofensivas algunas medusas como la «carabela portuguesa» pueden llegar incluso a causar la muerte en personas con problemas cardiovasculares agudos. A diferencia del pasado año, aún no se ha constatado su presencia en las costas vascas, donde sí se ha dejado notar otra especie común, cuya picadura resulta molesta pero no grave.

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Oihane LARRETXEA

La aparición de la medusa común se produce en verano, sobre todo en agosto, cuando las temperaturas del agua son más cálidas. Pero la acción del ser humano sobre el planeta ha provocado que estos incómodos seres cada vez nos visiten antes, y que lo hagan para quedarse durante más tiempo.

El mar Mediterráneo, por su alta temperatura durante todo el año, ha sido siempre el mayor afectado por esta plaga, pero en sólo diez años la aparición de medusas en las costas se ha triplicado, hasta hacer del mar Cantábrico en el Golfo de Bizkaia unas aguas propicias para su estancia estival. Las causas de esta aparición masiva tienen que ver con factores relacionados con el cambio climático, una cadena de la que sólo el ser humano es responsable.

Un problema, múltiples factores

El calentamiento global ha provocado que haya menos lluvias, es decir, que la cantidad de agua dulce haya disminuido considerablemente. Esto afecta directamente a la aparición de medusas, ya que su organismo no es capaz de reproducirse y desarrollarse en aguas dulces. Precisamente cuanto mayor es la cantidad de sal de unas aguas, mejores condiciones de vida resultan para ellas. Por esa razón, mares como el Cantábrico son ahora más propicios para la aparición de estos seres.

El aumento de las temperaturas, por otro lado, ha provocado que los inviernos sean más cortos y templados. También la pesca indiscriminada de tortugas o atunes, que se alimentan a base de medusas, ha hecho que ya no tengan cerca a sus depredadores habituales. Junto a ello, las grandes cantidades de hidratos y fosfatos que abonan los campos terminan ahora muchas veces en el mar, con lo que crece el reclamo alimentario para las medusas.

Teniendo en cuenta todos estos factores, no es de extrañar que las costas de Euskal Herria hayan sufrido la visita de estos animales. La medusa que ha hecho acto de presencia hasta ahora es una especie común, es decir, que el picotazo no va más allá del intenso escozor momentáneo.

La Cruz Roja alertaba de las medusas hasta ahora mediante la bandera roja o amarilla, pero en Donostia por ejemplo el Consistorio ha adoptado una nueva medida de precaución. Se trata de una bandera blanca con el dibujo de una medusa.

Muchos bañistas desconocen esta circunstancia. Adeli explica que «no tenía ni idea, pero me parece positivo que el bañista esté prevenido en todo momento». Tampoco Neli, madre de niños pequeños, tenía conocimiento de ello: «Son muy pequeños y claro, tengo que tener mucho cuidado y mirar constantemente el agua. Gracias a esto quizá pueda evitar picaduras, ya que me mantendré alejada de la orilla».

Tras la «invasión» que sufrieron los arenales de Bizkaia y Gipuzkoa en el primer mes de la temporada de baño, el resto del verano se prevé similar.

Los servicios sanitarios a pie de playa no han dado a basto en algunos momentos, y por ello es necesario seguir unas cuantas instrucciones. Aunque parezca obvio, en caso de avistar la bandera blanca habrá que evitar el baño. Muchas personas desoyen estas indicaciones y se zambullen en el agua, aunque hay quien sigue las indicaciones. «Cada vez que ondeaba la bandera roja evitaba el baño, incluso mojarme los pies en la orilla. Quizá haya alguna en la arena y te llevas la sorpresa», comenta Miriam.

Acercarse a la orilla para refrescar los pies puede resultar una imprudencia, ya que muchas veces restos de medusa, como los tentáculos, llegan hasta la arena siendo tan dañinas como el animal en sí.

Es importante subrayar que nunca se deberá refrescar la zona afectada con agua dulce, ya que con eso sólo se conseguirá intensificar el escozor. Asimismo se deben retirar los posibles restos de tentáculos que hayan podido quedar en la piel. Se evitaran de esta manera posteriores picaduras.

La primera reacción al sentir el roce de los tentáculos es salir lo antes posible del agua, pero identificar su color en el instante que pica será de gran ayuda a la hora de recibir atención medica, ya que dependiendo de la especie el tratamiento varía.

La medusa que se ha «instalado» en las costas de Euskal Herria es la Aurelia Aurita, pequeña y de tono morado, mientras que la denominada «carabela portuguesa» mide unos treinta centímetros y su color es azul plateado.

A pesar de tratarse de una simple picadura, las personas con problemas cardiovasculares pueden sufrir mayores daños. En casos como éstos, en los que pueden llegar a sufrirse convulsiones, o insuficiencia respiratoria, se deberá acudir con la mayor rapidez posible al hospital más cercano.

Los fabricantes de protectores solares han visto en esta plaga cada vez mayor y constante un posible negocio. Ha sido ahora cuando la linea «especial medusas» de una conocida marca ha obtenido la aceptación de muchos bañistas.

La crema contiene plancton entre otros elementos, gracias al cual paraliza los efectos urticantes de los tentáculos. La loción forma una película protectora para la persona pero resbaladiza para la medusa, a la que al acercarse para picar le resulta imposible quedarse fija sobre la piel. Sin embargo, desde la farmacia Ana Imaz de Donostia confirman que la gente prefiere curar antes que prevenir. «Generalmente los clientes no acuden a comprar la crema anti-medusas porque, para empezar, no nos asegura la protección al completo. Por ello vienen a comprar artículos para después de la picadura».

Otros optan por remedios caseros como el zumo de limón, el amoníaco o la planta de aloe vera.

Difícil solución

A pesar de todos los intentos por detener las picaduras de estos knidarios, ninguna ha resultado efectiva al 100%. De hecho, hay una gran paradoja, ya que el ser humano está intentando por todos los medios frenar su llegada masiva a las costas cuando es el mayor culpable de su incesante reproducción.

Los intentos químicos por conseguir erradicar su aparición conllevan un coste económico muy elevado, y además tienen dudosa efectividad. Por otro lado, la utilización de elementos físicos como las redes se ha descartado, ya que por los huecos de las mallas se cuelan los tentáculos.

La solución a la plaga, por tanto, se prevé difícil. Habría que ir al origen del problema: la conservación del medio ambiente.

Mientras tanto, el único ser capaz de vivir felizmente entre anémonas y no sufrir daños en su piel seguirá siendo el colorido pez payaso.

Vuelve la normalidad a las playas después de varios días sin avistar medusas

La temporada de playas se estrenó con temperaturas muy altas, tanto en el ambiente como en las aguas. Eso provocó que a los pocos días se avistaran grandes cantidades de medusas en distintos arenales de Bizkaia y Gipuzkoa.

Después de las medidas tomadas por la Cruz Roja, instaurando la bandera roja en numerosas playas prohibiendo el baño, en las últimas semanas el numero de medusas cerca de las costas ha disminuido considerablemente, y hace ya días que no se ha avistado prácticamente ninguna.

A pesar de todo, no hay que confiarse, ya que de un día para otro, a consecuencia de las temperaturas, pueden volver a aparecer, sobre todo según se vaya acercando al mes de agosto. O.L.

400

bañistas

tuvieron que ser atendidos en un solo día en los arenales donostiarras. Es la misma cantidad de gente que sufrió picaduras a lo largo del pasado verano.

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