Avigdor Lieberman defiende su inocencia, pero dimitirá si resulta imputado
GARA |
El ministro israelí de Asuntos Exteriores, el ultraderechista Avigdor Lieberman, anunció ayer que dimitirá si, como recomendó el domingo la Policía a la Fiscalía General del Estado, resulta imputado por un caso que incluye sospechas de cohecho y blanqueo de dinero.
La Policía tiene en su poder numerosas pruebas que podrían demostrar que el jefe de la diplomacia israelí es responsable, además, de fraude, acoso a testigos y obstrucción a la justicia.
En una rueda de prensa convocada con carácter de urgencia, Lieberman defendió ayer su inocencia y se aventuró a pronosticar que dentro de dos años seguirá al frente de la diplomacia israelí y de su partido, el ultraderechista Israel Beitenu (Israel es Nuestro Hogar).
El fiscal general y asesor jurídico del Estado, Menajem Mazuz, deberá decidir en las próximas semanas si presenta cargos formales contra Lieberman, tras la recomendación de la Policía.
«En lo que a mí respecta, el momento decisivo será la decisión que adopte el fiscal general después de convocar una audiencia futura, si es que tiene lugar. Sólo después, y si el fiscal general decide imputarme, dimitiré de mi cargo (de ministro de Exteriores) inmediatamente, y supongo que en el plazo de tres a cinco meses renunciaré como jefe de mi partido», reveló.
Lieberman, quien mantendría hasta entonces su inmunidad parlamentaria, subrayó ayer que en ningún momento ha vulnerado la ley.
«He revisado todo lo que pasó y todo sobre lo que se me ha preguntado. Estoy satisfecho con lo que hice. Si tuviera que volver a hacerlo, haría exactamente lo mismo. Lo haría todo de nuevo, si me dieran la oportunidad», afirmó.
Las declaraciones del canciller israelí siguen a un comunicado difundido el domingp por su Ministerio, en el que denunciaba «una campaña de la Policía» contra él y su partido en los últimos trece años.
Lo que ha trascendido del caso sitúa a Lieberman como responsable de un mecanismo bien engrasado en el que participó incluso después de convertirse en un cargo público (diputado y luego ministro). Las sos- pechas apuntan a que gracias a un entramado de empresas que levantó con ayuda de varios asociados, se habría embolsado más de 10 millones de shekels (1,86 millones de euros), señala el diario «Haaretz».