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Raimundo Fitero

Cobarde

Es el más cobarde del mundo. Corre cien metros en menos de diez segundos, y acaba el tío, tan contento. Si correr es de cobardes, Usain Bolt es el súper cobarde terráqueo, un cobarde que mide un metro y noventa y cinco centímetros, y que necesita cuarenta y cuatro zancadas para dejar a otros monstruos de la velocidad pedestre a casi un metro, a decenas de décimas de segundo. Lo vimos en retransmisión en directo, en pleno telediario de la primera estatal, pero tendremos ocasión de ver la carrera unos millares de veces más en los próximos días, semanas, meses y años.

Se trata de una acontecimiento que solamente es posible porque están las cámaras de televisión convirtiendo ese desafío muscular, gravitatorio, de unos individuos dedicados en cuerpo, alma y química a lograr restar décimas o centésimas de segundo gracias a sus zancadas, su voluntad, su talento, u concentración y su entrenamiento. Todo el esfuerzo, las circunstancias, el valor de uso (me parece que nulo, ¿para que sirve correr tanto si no te persigue una bala?), se agranda debido a su valor de cambio, a la categoría de evento mediático, de leyenda televisada, de una competición creada en tiempos de intuiciones catódicas, pero que en estos momentos se trata de un producto televisivo de suma importancia comercial, en donde, además, se experimentan técnicas y lenguajes, se aplican mediciones de precisión.

Todo lo anterior no empequeñece el logro, lo que tiene de leyenda universal, la manera en la que afronta el jamaicano su destino, esa arrogancia desaliñada, un individuo capaz de lograr esas marcas que se expresa en la pista, con tanta familiaridad ante las cámaras, con una displicencia que roza la inconsciencia infantil, que en su juego tarda diecisiete zancadas en erguirse para colocar su egregia cabeza por encima de sus rivales y capaz de mirar a los laterales para asegurarse que va el primero. Intuyen los expertos, que todavía puede rebajar esos 9,58 y de ser así ¿esperaremos a la analítica, asumiremos la decepción o simplemente consideraremos que es posible, que con esfuerzo, trabajo, y talento todo es posible? Corre, corre gallo acorralado.

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