El comandante de las tropas de Estados Unidos desplegadas en Irak, el general Ray Odierno, propuso establecer en el norte del país un equipo de seguridad formado por fuerzas iraquíes, kurdas y estadounidenses. Para poner en práctica esta propuesta es necesario modificar el pacto firmado en noviembre de 2008 entre Washington y Bagdad, y así permitir nuevamente a los soldados entrar en los núcleos urbanos. Odierno sostuvo que se trataría de una especie de «mantenimiento de la paz. No sería a largo plazo. Si lo hacemos será sólo para crear confianza en las fuerzas kurdas e iraquíes hasta que trabajen juntas cómodamente».

Llegado ese momento, continuó, los soldados estadounidenses se retirarían y traspasarían sus competencias a la fuerza kurdo-iraquí, que estaría supervisada por el Gobierno de Bagadad y cuyo ámbito de actuación serían principalmente las provincias de Ninive, Kirkuk y Diyala. «Al Qaeda está aprovechando la brecha entre árabes y kurdos para operar en Ninive y en la región autónoma kurda. Lo que pretendemos es superar esa confrontación», declaró. Odierno ya ha hablado del tema con el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, y el presidente kurdo, Massud Barzani. «No veo ninguna resistencia inicial a tener puestos de control trilaterales», comentó al respecto.

El pueblo kurdo reivindica algunos territorios norteños, incluyendo la ciudad de Kirkuk y los pozos petrolíferos que se encuentran a su alrededor. Bagdad se opone totalmente a volver a dibujar el mapa de Kurdistán.

«No estamos tomando ninguna decisión sobre si este disputado territorio pertenece al Gobierno Regional del Kurdistán o al Gobierno de Irak», remarcó.