Varios atentados suicidas a bordo de bicicletas en la capital de Chechenia
El Gobierno checheno prorruso reconoció dos ataques suicidas llevados a cabo por otros tantos kamikazes a bordo de bicicletas contra la Policía en las calles del centro de Grozni. Coincidiendo con ello, un grupo islamista caucásico reivindicó el reciente atentado en Nazrán.GARA |
Al menos cuatro policías y una viandante murieron ayer en ataques suicidas perpetrados por kamikazes a bordo de bicicletas en Grozni, la capital de Chechenia, informó el ministro de Interior del Gobierno prorruso, Ruslán Aljanov.
Aunque una primera versión informó de que se habrían registrado cuatro ataques de este tipo, el Ejecutivo liderado por Ramzan Kadirov los redujo posteriormente a dos, aunque advirtió de que las Fuerzas de Seguridad buscaban a otros dos ciclistas que estarían preparando acciones similares.
El modus operandi fue el mismo en los dos casos confirmados. Los kamikazes se aproximaron pedaleando a coches de Policía haciendo estallar las cargas que llevaban incorporadas.
Los atentados, en los que también resultó herido otro policía, tuvieron lugar en las calles Piervomayaskaya y Mayakovskaya, en el centro de Grozni.
El Kremlin puso fin en abril a la «operación antiterrorista» (eufemismo para designar a una guerra abierta seguida de una operación de limpieza) vigente desde hace diez años en Chechenia. Moscú anunció que, desde entonces, la llamada «lucha antiterrorista» se llevaría a cabo de acuerdo a las mismas normas que rigen en el territorio de la Federación rusa.
El lunes pasado 25 personas, en su mayoría policías, murieron en un atentado suicida contra la sede del Ministerio de Interior en Nazrán, en Ingushetia, república vecina de Chechenia.
Precisamente, un grupo islamista caucásico, Riyadus Salijine, reivindicó ayer a través de un mensaje en la web Kavkaz Center la autoría del atentado.
Riyadus Salijine se presenta como una «brigada de mártires» que en su día fue liderada por Shamil Basayev, histórico dirigente independentista checheno que murió en un operativo de los servicios secretos rusos (FSB) en 2006.
Basayev, que lideraba la corriente islamista de la resistencia chechena, reivindicó en su día los secuestros del teatro Dubrovka y de la escuela de Beslan, ambos trágicamente «resueltos» por sendos asaltos de las Fuerzas Especiales rusas.
Guerra económica
El mismo grupo aseguró que la explosión de la central hidroeléctrica siberiana fue un sabotaje. «Logramos introducir una granada anticarro con un temporizador en la sala de máquinas», asegura el comunicado, que añade que decidieron en junio activar la «guerra económica contra Rusia en su territorio» y que habrían enviado «grupos de sabotaje» para atacar oleoductos, gasoductos, centrales eléctricas y fábricas.
La Fiscalía General rusa se apresuró a descartar esta hipótesis y añadió que no habrían hallado ninguna prueba en ese sentido.
«El hierro lo repararemos, pero no recuperaremos a la gente», afirmó el primer ministro ruso, Vladimir Putin, tras visitar la hidroeléctrica siberiana Sayano-Shushenskaya, escenario el lunes de uno de los accidentes industriales más graves en la historia de la Rusia postsoviética.
Fiel a su estilo, el ex presidente dio por muertos a todos los trabajadores que siguen desaparecidos, con lo que el balance final se eleva a 75 víctimas mortales. «No sirve de nada pretender que esto no está claro», añadió.
Ya en la reunión con los directivos de la planta y las autoridades locales, el primer ministro destacó la magnitud del siniestro e hizo referencia a las duras críticas vertidas por los familiares de las víctimas, al señalar que «incluso gente muy fogueada ha perdido los nervios». Quizás por ello prometió ampliar la indemnización de un millón de rublos (30.000 dólares) no sólo a los familiares de las víctimas de los muertos reconocidos sino a las familias de los desaparecidos.
El ministro de Energía, Serguéi Shmatko, describió lo sucedido como «el accidente más grande y misterioso de la historia de la energía hidrológica». GARA
El Gobierno prorruso aseguró que la Policía buscaba desesperadamente a otros dos ciclistas por las calles de Grozni por temor a nuevos atentados suicidas.
Un grupo fundado en su día por el finado Shamil Basayev asumió ayer el atentado de Nazrán y aseguró que la explosión de la central hidroeléctrica en Siberia fue un sabotaje.