Óscar de Marcos ha pasado de llegar a Isla Canela con la obligación de convencer a Joaquín Caparrós y hacerse con una ficha del primer equipo, a convertirse en uno de los héroes del verano rojiblanco. El papel de villano -o uno de ellos- le está correspondiendo, de momento, a Fernando Llorente.

Así lo dictamina, por lo menos, el termómetro de San Mamés. En estos primeros partidos de temporada, Llorente debe sentirse retrotraído en el tiempo hasta aquellas campañas, no todavía muy lejanas, en las que se ponía muy en duda su valía. No ha tenido que escuchar pitadas como la que recibió Aitor Ocio en la noche del jueves, tras cometer un error garrafal frente al Tromsoe, pero sí un runrun constante, que aumenta cada vez que el delantero no acierta en la portería, sea la ocasión más o menos clara.

Algo, es evidente, que ha sucedido con bastante asiduidad en los tres partidos que ha disputado ya el Athletic en su estadio, además de la visita a Berna. Fernando Llorente no atraviesa su mejor momento y el propio jugador lo reconoce. «No encuentro la forma que tenía el año pasado, todavía me cuesta moverme, no he cogido ese estado de forma», explicaba el ariete tras el choque frente al Tromsoe.

Lo cierto es que Llorente ha arrancado la temporada con menos días de vacaciones y también menos trabajo veraniego que sus compañeros. Tras haber sido el segundo jugador más utilizado por Joaquín Caparrós en la pasada Liga, el delantero prolongó su temporada hasta junio, cuando disputó la Copa Confederaciones con la selección española. Tras tres semanas de descanso, el veinte de julio llegaba a Isla Canela.

Rozando el pleno

Y el respiro ni siquiera se lo ha podido tomar en esta comprometida «pretemporada oficial» de los rojiblancos: es uno de los cinco jugadores que ha partido en el equipo titular en los cuatros choques disputados hasta ahora y el cuarto que más minutos acumula ya -360 para Iraizoz, Iraola y Aitor Ocio, que los han disputado completos, y 342 para Llorente, que sólo fue sustituído en la recta final frente al Barcelona-. Unos números que bien pueder justificar el rendimiento del ariete que, pese a todo, tampoco puede calificarse de malo, no en vano es ya el máximo goleador del equipo, con los dos tantos marcados ante Young Boys y Tromsoe.

Los mismos que ha anotado Óscar de Marcos, aunque la respuesta del entorno está siendo, en este caso, muy diferente. Lógico -aunque sólo hasta cierta medida-, porque el jugador alavés no tiene ni la experiencia, ni la trayectoria, ni la ficha de su compañero.

Ni siquiera, de hecho, ha debutado todavía en Primera, pese a lo que ya se ha convertido, en dura pugna con Iker Munian, en la revelación del verano rojiblanco. Sus tanto ante el Barcelona en Tromsoe -un auténtico golazo- y los detalles que ya había ofrecido en su debut, unido al trabajo entre semana, parecen haberle asegurado ya el objetivo con el que llegó a Isla Canela el pasado doce de julio, debutar oficialmente con el primer equipo. Fichado por menos de 400.000 euros y con contrato por cuatro temporadas, el exjugador del Alavés era consciente de que su futuro inmediato podía pasar por una cesión o incluso el Bilbao Athletic.

No parece que, visto lo visto en estos encuentros, Joaquín Caparrós vaya a optar por esa vía, con lo que el próximo 30 de agosto, De Marcos podrá subir el siguiente peldaño y disputar su primer partido en Primera.