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Campeonatos del Mundo - Berlín'2009

Kirdyapkin acaba los 50 por los suelos y Odriozola en el hospital

La marcha rusa suena en todas las distancias y el campeón mundial en Helsinki'2005 repite en Berlín.

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Miren SÁENZ | DONOSTIA

La marcha rusa ha sonado en todas las distancias. Por primera vez en la historia de los Mundiales, los tres oros de esta disciplina para andarines de hierro van a parar al mismo país. Sergey Kirdyapkin se unió ayer a Valeriy Borchin y Olga Kanaskina, campeones en los días previos sobre 20 kilómetros.

Los tres proceden de la República de Mordovia, un lugar ubicado entre los ríos Oká y Volga. En las riveras de éste último se encuentra el Centro Nacional de la marcha en Saransk en donde los tres se preparan a las órdenes de Viktor Chegin.

Si Borchin y Kanaskina sufrieron bajo el sol en el Paseo de los Tilos, Kirdyapkin, oro en Helsinki'2005, caminó sobre los charcos y el cielo encapotado por la lluvia que cayó a primeras horas de la mañana y llegó molido. Refrescó hasta los 20 grados, eso sí con 68 por ciento de humedad, pero ni siquiera tuvo fuerzas para levantar los brazos en la Puerta de Brandenburgo y mucho menos de ondear banderas.

El bicampeón llegó a meta en 3 horas, 38 minutos y 35 segundos y se derrumbó desfallecido tras 50 kilómetros inhumanos. Tanto que de los 47 atletas en la salida, sólo 31 consiguieron concluir. Entre ellos Mikel Odriozola en el puesto vigesimosexto, para ser atendido a su llegada, mareado y algo deshidratado, y trasladado al hospital.

Entre los 13 abandonos figuró el campeón olímpico en Beijing'2008. El italiano Alex Schwazer acusó problemas intestinales y no llegó a la segunda hora. Tampoco otro ilustre, bronce en los Juegos chinos y plusmarquista como el ruso Nizhegodorov, que se paró en un urinario portátil y a su regreso había perdido un tiempo precioso. Para la plata olímpica fue peor. Jared Tallense tuvo que conformarse con el séptimo puesto después de encabezar la prueba durante 40 kilómetros.

Allí le pasó Kirdyapkin, protagonista de los 10 últimos, quien reconoció que había sido más difícil que la primera vez: «Mi victoria en Helsinki fue más fácil». Y es que siguiendo los consejos de su entrenador, el ruso salió con tranquilidad pero se agobió en el kilómetro 30.

Entonces, en ese momento en el que el cansancio provoca despistes y aumenta el riesgo de avisos por falta de contacto con el suelo, -hubo tres descalificados-, pensó en su mujer, la marchadora Anisya Kirdyapkina que ocupó el ingrato cuarto puesto en la carrera femenina, y sacó arrestos para subir al podio que se le negó a su esposa.

Más enteros llegaron Trond Nymark y Jesús Angel García Bragado. Ellos sí posaron para los fotógrafos después de felicitarse mutuamente. El primero mejoró el récord de Noruega para colgarse la medalla de plata y el español igualó el récord masculino de participaciones en Mundiales, con nueve. Cerca delos 40 años, el madrileño, que ganó el oro en Stuttgart'93, resiste y ayer consiguió el bronce.

Una noche en observación

Cuatro horas después de concluir la pesadilla, Odriozola respondía desde el hospital a la llamada de GARA. «Me he mareado, aunque no he perdido el conocimiento y pasaré esta noche en observación sobre todo por precaución», aseguró.

No era momento para análisis, su recuperación era lo primero. El mismo admitió que no quería pensar en la carrera aunque se le escapara que había sido «muy dura. En el kilómetro 30 todavía tenía esperanzas de estar en el grupo de finalistas, luego he visto que no». El oreretarra sabe de lo que habla. A sus 36 años vivió su sexta prueba mundialista, muy lejos de su sexto puesto en Osaka'2007.

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