Raimundo Fitero
Grandes momentos
Han despedido a Julián Iantzi que era el tercero en “Vaya par” ese espacio de sobremesa que Antena 3 ha colocado para hacer la competencia directa a “Sálvame” de Tele 5. Parece que sea una competencia pero resulta que se convierte a base de reiteraciones y duplicaciones en una uniformidad. Si todos tocan la puerta de los Janeiro o de otros toreros, floreros o escopeteros, acabamos encontrando, hasta en su supuesto negativo, “Sé lo que hicisteis...”, a los mismos personajes, los mismos cuerpos sospechosos, entonces resulta que se colapsa una franja horaria con un único mensaje. ¡Qué dice usted! ¿Cómo van a tener mensaje estos programas?
No seamos ingenuos, son, después de los noticiarios, los espacios con mayor ideología. El desprecio a la verdad, la injerencia en la vida privada, la venta de la intimidad, la creación de focos de interés popular a base de rumorología no forman parte solamente de un subgénero con reminiscencias periodísticas, sino que vienen del centro del disco duro de los fundamentos de una visión del mundo muy concreta. Una idea del mundo en la que no existen más objetivos que la audiencia, que no es otra cosa que el mayor número de seres alienados, que se traduce en dinero. Estos programas existen porque los ponen. Y cuando los ponen hay millones de individuos que los visitan y los consumen porque les preparan momentos enjundiosos prefabricados. Y de esos grandes momentos sacamos pocas lecciones, aunque sí asombrosas conclusiones sobre el propio negocio.
La otra noche en una cadena una hija que despotricaba contra su padre recién ingresado en la cárcel para cumplir una pena menor y en la otra una ex de comentarista de fútbol, además que violento tertuliano, hablaba de su relación mientras que una tertuliana gritaba mirando a cámara deletreándole con énfasis la tal Pipi: “eres un imbécil” cuatro o cinco veces, para irse calentando y acabar llamándole “hijo de puta”, con la anuencia, claro está, del conductor y el acicate de quien o quienes les pasan frases y los teledirigen por el pinganillo. Nadie me puede negar que este es un mensaje ideológico sin aristas. Grandes momentos de la televisión basura.