Este lunes, tras acabar anoche «quemando» a la única en robarle protagonismo festivo, Marijaia, a Sonia Polo le toca volver al trabajo. Ayer aún confiaba, con sorna, en que «el Ayuntamiento tenga el detalle de hacerme una comisión de servicios y me den libre». Si no es así, «ya pensaremos un plan B», bromea.

¿Ganas de repetir?

Sin duda. La verdad es que empecé la semana con un poquito de vértigo y expectativa de cómo podía ir, después de como empezó todo. Pero ha sido una semana maravillosa. Una gozada. Disfrutando a tope. Pero, sobre todo, destacaría toda la gente que se ha acercado a mí y ha estado encantadora.

Vendría aleccionada ya por anteriores txupineras sobre lo que supone asumir este cargo. ¿Ha sido como lo esperaba?

Está bien que te cuenten su experiencia, aunque a mí ya me había tocado acompañar a alguna txupinera. Pero cuando lo vives resulta muy diferente. Te preparan, pero luego te toca y es todo como una rueda. En Aste Nagusia hay un algo que permite que todo vaya siempre sin problemas, sobre la marcha.

¿Hay algún acto al que ha tenido que acudir y realmente le haya sorprendido?

Pues no sé si sorprender, pero sí te remueven algo por dentro cosas como la visita al hospital de Basurto, adonde las comparsas van con sus regalos para los niños y niñas que están allí enfermos. Y es una gozada. Vas con un poco de miedo, pero resultó muy bonito. Se junta además el circo, y le da otro punto. Muchos de esos críos no duermen la noche anterior. Es como si viniera Olentzero.

¿Cómo ha llevado la fiesta, de día, de noche?

Agotadora... Es que a las 10.00 de cada mañana hay que echar el txupín y siempre he andado corriendo, a menos cinco. Es el inicio del día, aunque en realidad la fiesta en Bilbo nunca para. He estado corriendo desde la mañana y metida en la vorágine. No sé si es para repetir, pero sí para vivirlo una vez en la vida. Es un lujazo.

¿La txupinera va de gorra durante todas las fiestas?

Más que de gorra, de txapela. Yo pensaba que era una leyenda, pero es que vas a las txosnas y no pagas... como los políticos, ¿verdad? A mí me da mucho apuro, pero la gente siempre tiene ese detalle.

Lo comentaba al principio, el cariño de la gente hacia la chupinera, se llame Sonia, se llame Isabel...

¡Es que la gente te aplaude como a Beckham! Es increíble. Hay una especie como de reconocimiento de icono festivo, que algunos no han querido ver, pero que la gente lo tiene muy asumido. Y es como con Marijaia, que la gente la ve como si fuera la vecina del quinto. Allá donde vayas te saludan, te vienen a besar, se sacan fotos contigo... Es una locura. Y, encima, yo creo que con la que habían montado algunos partidos, ese arrope ha sido aún mayor, hasta las anteriores txupineras lo comentaban. Por eso