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Con la retirada de Renate Goetschl, anunciada hace unos días por la propia interesada, que va a ser madre, el esquí alpino austriaco pierde a su última «gran dama», la tercera pieza del trío conocido como las «Chicas de Oro», que integraba junto a Michaela Dorfmeister y Alexandra Meissnitzer.

Hasta que lo lograse -hace dos años- la tirolesa Nicole Hosp, Goetschl, Dorfmeister y Meissnitzer habían sido las tres últimas austríacas en ganar la general de la Copa del Mundo de esquí alpino.

Tras las retiradas de Dorfmeister y Meissnitzer, Goetschl -triple campeona mundial, doble medallista olímpica y ganadora de 46 pruebas de la Copa del Mundo, competición cuya general ganó la temporada 1999-2000- aún quería más y apuntaba a sus cuartos Juegos Olímpicos, los de Vancouver (Canadá), el próximo mes de febrero. Y hasta hace dos semanas se entrenó junto al resto de las integrantes del potente Wunderteam austríaco.

Pero, con 34 años recién cumplidos, la campeona estiria anunció que ella y su novio, Hannes Kargl, esperan descendencia, «prioridad máxima desde este momento, a partir del cual se acaba el esquí», según explicó en rueda de prensa.

Luchadora infatigable, Goetschl lo ganó todo, a excepción de las pruebas de gigante, las únicas en las que nunca subió a lo más alto de un podio. Esquiadora completa, su especialidad era la velocidad. Se anotó cinco veces la Copa del Mundo de supergigante y en cuatro ocasiones se llevó a casa la Bola de Cristal de descenso.

Ninguna mujer ha ganado tantos supergigantes de Copa del Mundo como ella (17) y tuvo más éxito aún en el descenso (ganó 24). Un éxito en eslalon y otros cuatro en combinada elevaron a 46 sus triunfos en esa competición. Marca que sólo superan dos mitos: la austriaca Anne Marie Moser-Proell, que ganó 62 pruebas; y la suiza Vreni Schneider, que se impuso en 55 ocasiones.