Ainara Lertxundi Periodista
El patinazo futbolero de Cristina Fernández
Hay declaraciones que sólo leerlas o escucharlas producen una especie de sarpullido. Es el caso del patinazo de la presidenta argentina, Cristina Fernández, la cual, ni corta ni perezosa, ha comparado las retransmisiones de fútbol con las desapariciones de militantes políticos en tiempos de la dictadura.
En un país donde el fútbol se percibe como algo casi sagrado y los niveles de pobreza aumentan sin compasión, el Gobierno acaba de firmar un multimillonario acuerdo con la Asociación de Fútbol Argentino para garantizar la retransmisión de todos los partidos de primera de división de forma gratuita y abierta. En su presentación, cuya puesta en escena tampoco tiene desperdicio, Fernández dijo que «hasta el domingo te secuestran los goles, como te secuestran las imágenes y las palabras. Como secuestraron a 30.000 argentinos. No quiero más una sociedad de secuestros, quiero una sociedad cada vez más libre». La comparación entre el fútbol y un tema tan serio como las secuelas de la dictadura ha generado, como era de esperar, la ira de quienes en carne propia sufrieron la represión. Desde la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos, su portavoz, Adriana Calvo, le recordó que «para quienes estuvimos desaparecidos el fútbol es sinónimo de dictadura. Desde la ESMA se escuchaban los gritos de festejo en el estadio Monumental durante el Mundial 78».
Si las declaraciones de la presidenta han causado un profundo malestar, el acuerdo en sí no ha sido menos hiriente. El premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, ha calificado de «ofensa al pueblo» destinar tantos millones cuando la mayoría de los argentinos «vive en la total y absoluta indigencia».
Ella, por supuesto, no comparte esa visión. Y en su defensa dice que el Gobierno «quiere promover el deporte y ayudar a los clubes que generan negocios millonarios y son cada vez más pobres».
Fernández habrá ganado un acuerdo «histórico» y una solemne foto junto a la «super estrella» Diego Maradona, pero sin duda ha perdido otras muchas cosas.