La máxima periodística, estudiada en el primer curso de todas las facultades, dice que la noticia es cuando un hombre muerde a un perro y no al revés. En cambio, en pleno siglo XXI, cuando hablamos de determinados servicios secretos de naciones occidentales, la noticia es la que no debiera, que los perros muerden a los hombres. Viene esto a colación de la decisión del fiscal general del Estado, Eric Holder , de dar luz verde a la investigación de, al menos, una docena de casos en los que agentes de la CIA o mercenarios contratados pudieron haber torturado a presos en la llamada guerra contra el terrorismo durante el mandato del ex presidente George Bush . Un hecho que debiera ser evidente, que presuntos torturadores puedan ser juzgados, pero que resulta insólito en esa capacidad que tienen todos los Estados por mantener bajo palio a sus respectivas cloacas. A nadie se le escapa que la importante decisión viene, en gran parte, avalada por la presión de Barack Obama, consciente del desprestigio mundial adquirido por su país con la nefasta actuación internacional del anterior inquilino de la Casa Blanca. Pero el nuevo mandatario de los Estados Unidos debería ir más allá y aclarar sus intenciones de continuar con las detenciones e interrogatorios de sospechosos de terrorismo en terceros países, y sin control judicial, con un cuerpo de élite que dependerá de él mismo. Parece obvio que esta práctica se escapa de cualquier lógica del Derecho Internacional y no hace sino confirmar esa prepotencia estadounidense a la hora de erigirse en los guardianes de la humanidad. Es un paso, sin duda, que debería tener continuidad con más en la misma dirección. Y hay uno que lo tiene muy a mano y que le otorgaría una gran credibilidad si sus pretensiones son las de luchar por la democracia y la libertad en el mundo. Que cite a la primera mujer hispana que ha nombrado para el Supremo, Sonia Sotomayor, y acudan a Columbus (Georgia) para anunciar de forma solemne el cierre definitivo de la Escuela de las Americas, eufemísticamente rebautizada en 2001 como Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica, que ha sido un vivero de criminales latinoamericanos desde su fundación en 1946. (...)