Tele 5 ha resuelto no seguir emitiendo «Matrimoniadas», o mejo dicho, ha prescindido de «Escenas de matrimonio», que era el nombre que usaba en su última etapa esa serie donde se hacía apología de la soltería a base de mostrarnos a unas parejas, matrimonios o amigos con derecho a roce en las situaciones más absurdas, casi siempre resolviendo todas a base de una inusitada violencia verbal que llegaba al insulto, siempre con unas dosis excesivas de mal gusto y prevaleciendo, sobre todo en su primera época, los ramalazos absolutamente machistas.

La cuestión está en que José Luis Moreno sigue dando muy buenos resultados con la serie «La que se avecina», que la otra noche logró un porcentaje bastante espectacular, superando con creces a la media de la cadena, y poniéndose a la altura de acontecimientos deportivos. Esto significa que no hay una ruptura con el Moreno, su factoría, de la que son socios, ni que ese estilo chocarrero va a desaparecer. Por lo tanto, el despido de la serie de los matrimonios no se trata de un gesto estético, sino de un cálculo de probabilidades y es que los números siempre les propician las decisiones sin tener que manejar escrúpulos, especialmente entre amigos.

En la relación de la serie de parejas con las audiencias encontramos una de las grandes paradojas, ya que mientras mantuvo un tono cafre, con un reparto que ofrecía unos personajes que estaban colocados en los bordes no solamente de lo correcto, sino de lo recomendable, estuvo liderando su franja horaria, pero en cuanto se bajó ese perfil de zafiedad supina, tanto desde las intenciones, los guiones, y especialmente debido al cambio de alguna de las parejas de actores, empezó el declive. Lo que parecía un éxito estructural resultó que dependía, como casi siempre, más de lo que desearía el productor de los actores. Y como tantas veces sucede, los sustitutos, aunque tuvieran, en teoría, mayor calidad, no consiguieron el favor del público. Parece que no logaron entender el mecanismo interno de estos productos, en donde no cabe la sutileza, en el que se busca lo inmediato, lo rotundo, lo que no provoque dudas, de manera ruda.