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Fermín Gongeta sociólogo

Ertzaintza. Certificación de calidad

El hecho de que un medio de comunicación español se haga eco de la certificación de calidad de la que goza la Ertzaintza provoca en Gongeta varias reflexiones sobre ese tipo de certificados, que contrastan con las últimas actuaciones de la Ertzaintza. Asimismo, el autor aprovecha el artículo para ofrecer algún otro dato interesante sobre el asunto.

En un diario del Reino, cuyo nombre no deseo citar, apareció durante las fiestas de Donostia, una tan sorprendente como retorcida noticia titulada «Elogios al protocolo de la Ertzaintza». El diario, con pretensiones de izquierda pero injertado en el Gobierno del Estado, dedicaba un octavo de página a la noticia, fotografía incluida. «Desde el año 2003 todas las comisarías de la Ertzaintza cuentan con un sistema de Gestión de Calidad para garantizar los derechos y la seguridad de las personas detenidas», etcétera, etcétera. Todo para terminar diciendo que «al salir del calabozo, los detenidos pueden rellenar una encuesta anónima y voluntaria». Fin de citación.

¿Se trata de una alucinación o de una quimera? O tal vez sea que el in-citado diario intenta ahora, con el nuevo lehendakari del Partido Socialista, hacernos ver las ocultas perfecciones de la Ertzaintza. ¡Nada menos que el primer cuerpo de seguridad de Europa con un certificado UNE-EN-ISO 9002!

Al lado de esta información, el diario presentaba cuatro pequeños enunciados queriendo explicar a los lectores lo que supone la norma de Calidad ISO. Deficiente y malo. Por eso lo enmiendo.

Las llamadas normas de calidad, entre la que se encuentra la ISO, únicamente garantizan que los procedimientos que se deben emplear en una determinada acción se hallan escritos con todo detalle, y que son además conocidos por las personas a las que ha examinado el que certifica, en este caso AENOR. Se puede suponer que todo el personal conoce los procedimientos definidos, pero no es seguro y mucho menos cierto. Se puede suponer que todos los ponen en práctica, pero nunca está probado y menos garantizado.

El que a cualquier empresa, y en este caso a la Ertzaintza, le hayan concedido un certificado de calidad, no quiere decir que su personal actúe en conformidad con lo que está escrito en los papeles. El papel aguanta todo. Y los jefes son los primeros en contravenir lo definido en los papeles, actuando siempre por excepción. Son dos de las primeras leyes empresariales a las que no escapan los cuerpos de seguridad de Ajuria Enea.

El protocolo definido por el Departamento de Interior del Gobierno vascongado y certificado por AENOR nunca podrá ser supervisado por cámaras de «videograbación digital», como dicen. La supervisión siempre corresponde a la jerarquía organizativa, a los mandos del Departamento de Interior. Y queda dicho que todo mando actúa siempre no ciñéndose a las normas establecidas, sino considerando que cada caso es algo excepcional. Toda norma se dicta para ser quebrantada.

El hecho de que la Ertzaintza disponga de un certificado de Calidad, de la «Q» de calidad o de los elogios de Amnistía Internacional, como indica el incitado diario, no es óbice ni impedimento para que la Ertzaintza torture, castigue, intimide y provoque tanto fuera como dentro de sus dependencias. En definitiva son cuerpos para garantizar el orden y la seguridad de quienes se han investido con el poder y el mando. Son cuerpos hechos para castigar.

¿Desde cuándo la Ertzaintza posee el certificado de calidad de AENOR? Afirma el diario que el protocolo lo tiene desde el año 2003. ¿Y lo airean ahora, seis años más tarde? Necesitaban manifestarlo en el preciso momento en que la Policía autónoma castiga más duramente todo tipo de apoyo a los presos políticos vascos.

La noticia de que la Ertzaintza actúa garantizando los derechos y la seguridad de los detenidos aparecía en el diario en el reverso de una página titulada «Interior frena a la izquierda abertzale en San Sebastián. Por primera vez los herederos de Batasuna no podrán abrir la Semana Grande».

He ahí el nudo de la cuestión, el porqué del incienso a las fuerzas de seguridad de la Comunidad Autónoma, a la fuerza bruta. Y es que el Departamento de Interior intenta destruir todo amago de apoyo solidario en las fiestas de Euskal Herria.

El día 15 de agosto la Policía vascongada cargaba en Donostia contra cientos de manifestantes que exigieron la repatriación de los presos políticos vascos. La Ertzaintza volvía a provocar heridos en las calles de Donostia. ¿Se rigió por el protocolo de Calidad Total? Seguramente.

Luego ha sido en Gernika donde la Ertzaintza ha arremetido con todo tipo de instrumental disuasorio provocando más de veinte heridos. Idoia Mendia, portavoz del Ejecutivo socialista, insistía en que la Policía actuó de «manera responsable», y desde el Departamento de Interior el señor Ares afirmaba que la Policía se limitó a «aplicar la ley». Sí, y lo hizo de manera violenta. Como en la Semana Grande bilbaina, con prohibiciones, heridos y detenciones, aplicando su ley y el protocolo con la certificación de calidad.

El diario español parece querer decir, repitiendo las palabras de los poderes políticos, que el trabajo de la Policía vascongada es ejemplar. Y es cierto, porque cuando golpea lo hace con precisión, como cuando se ensaña con quien protesta, lo hace correctamente, y detiene con el Código Penal en la mano según su protocolo de actuación.

Herederos de Batasuna, llama el diario en cuestión a la izquierda abertzale. ¡Claro! Batasuna está jurídicamente asesinada, que no muerta. Sus herederos parece que debemos permanecer quietos y callados. Es lo que quieren explicar a todos los habitantes del Reino. Que ellos, los que dominan en sus tierras y también en Euskal Herria son los perfectos. Los policías vascongados están también bendecidos por los obispos, que pretenden «deslegitimizarnos en nuestras motivaciones históricas y en nuestros objetivos». Los obispos, que actúan con su propio sistema de calidad, encuentran que su cuarto mandamiento, el de honrarás a tu padre y a tu madre y socorrerás a tu hermano tiene excepciones clarísimas cuando se aplica a los presos políticos vascos. ¡De ellos ni las fotos! Y el poder civil toma el relevo del poder eclesiástico para orientar nuestra vida a golpes, según el protocolo de calidad total.

La empresa española de certificación de la norma habrá certificado también que las porras con las que pegan los policías vascongados son perfectas, perfecto su ángulo de golpe, perfectos los hematomas, contusiones y brechas que provocan en los manifestantes herederos de Batasuna.

Lo que no recoge el diario es la nota de la Ertzaintza, de su página de internet, según la cual, la certificación de AENOR ha caducado -expirado dice- el 27 de abril de este mismo año, dos meses antes de que el señor Ares, en representación del PSE, se hiciera cargo de la Consejería de Interior.

Tal vez sea ésa la razón de haber actuado durante las fiestas de verano con tanta violencia y falta de calidad policial contra toda manifestación de apoyo a nuestros presos políticos y de exigencia de democracia.

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