El pasado cuatro de agosto comenzaba la 70. edición de la Quincena Musical de Donostia que finaliza hoy, nuevamente con un concierto sinfónico-coral, género que ha tenido un especial relieve en la programación de este año. Los protagonistas de la clausura son, además, bien conocidos y habituales de Festival: La Orquesta Sinfónica de Lyon actuará junto al Orfeón Donostiarra, dirigidos todos por Michael Plasson. Coro y director se compenetran muy bien, pues hace varios años tuvieron una relación de trabajo muy estrecha y consiguieron juntos buenos resultados artísticos, firmando unos cuantos discos que obtuvieron prestigiosos galardones además del éxito comercial, en especial el del «Carmina Burana» de Orff, que es ya una versión de referencia.

Las dos actuaciones de la Orquesta de Lyon en Donostia están ligadas al hilo conductor principal de esta edición de la Quincena, «1900-1936: tiempos de vanguardia», que ha explorado las vanguardias musicales de principios de siglo centrándose en especial en la zona de Donostia y Biarritz. Si el programa que ofrecieron ayer estuvo íntegramente dedicado a autores franceses -tocaron «Pelléas et Mélisande» de Fauré, la «Sinfonía en Re» de Franck y los «Valses nobles y sentimentales» y «La Valse» de Ravel-, el de esta tarde seguirá también por esa senda francesa, gran especialidad, por otra parte, tanto de la orquesta como de Plasson. A este último, en concreto, se le da bien todo el repertorio francés, sea romántico o del siglo XX, desconocido o super popular. Hace cinco años, por ejemplo, ganó el premio Classical Recording of the Year por su versión completa de la ópera «Carmen», con Gheorghiu y Alagana como cabezas de cartel. Hoy Plasson dirigirá un trío de obras muy representativas de sus autores e hitos en la historia de la música del Estado francés.

En la primera parte los galos abordarán el «Preludio a la siesta de un fauno» de Debussy y la «Sinfonía» nº1 de Bizet. Ya en la segunda mitad, se les unirá el Orfeón Donostiarra y los solistas Marie Arnet y Paul Armin Edelmann en la interpretación del «Requiem» de Fauré, probablemente la misa de requiem más optimista y esperanzadora del repertorio, que la Quincena Musical ha querido dedicar a uno de sus más cercanos colaboradores recientemente fallecido, Luis Fernando Rupérez. El «Requiem» de Fauré es, además, una de las obras insignia del Orfeón Donostiarra, con la que ha cosechado siempre un reconocimiento unánime allá donde la ha cantado.