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Ochomilismo Mujeres

Continuos ataques a la carrera femenina de los 14 ochomiles

En medio de duras críticas del público occidental, la coreana Oh Eun-Sun se prepara para su último asalto: el Annapurna. Edurne Pasaban va al Shisha Pangma, a por su 13, y Nives Meroi, con 11, da la campanada al retirarse de la carrera.

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Andoni ARABAOLAZA

A diferencia de la carrera masculina de los 14 ochomiles y salvando las distancias, claro está, la recta final de la femenina está inmersa en un debate cuajado de duras críticas. Ese torbellino de ataques (algunas veces se convierte en huracán) se centra sobre todo en el cómo, llamémosle estilo, de algunas de las competidoras por el título de cerrar el ciclo de todos los gigantes del Himalaya y Karakorum.

Si la cosa no se tuerce, la surcoreana Oh Eun-Sun, la ochomilista en la que se centran la mayoría de los ataques del público occidental, se presentará en las próximas jornadas ante su último reto: el Annapurna. A sus 43 años, esta montañera quiere cerrar un ciclo que Reinhold Messner consiguiera en 1986. Aunque según Messner, «para la historia del montañismo la carrera ya no tiene ninguna importancia», otros 15 chicos la han terminado y ahora un chica está a punto.

Eun-Sun se hizo con su primer ochomil, el G2, en 1997 y 12 años después cuenta con 13. Por dar algunos datos más de su trayectoria, la coreana firmó 7 en 24 meses; Carlos Carsolio se embolsó el mismo número en 15 meses. Y en esta temporada, por ejemplo, ha tachado 4: Dhaulagiri, Kangchenjunga, Nanga Parbat y G1.

Si Miss Ho, como la llaman, sube el Annapurna entrará en los anales de la historia del ochomilismo, pero, eso sí, a un precio que no le gustaría a casi nadie. Y nos explicamos. Parece casi surrealista la tormenta de críticas negativas que ha recibido por parte del público occidental por su forma de encarar los ochomiles, cuando hoy en día, según Messner, el verdadero alpinismo en dichos gigantes está «casi muerto».

Críticas al cómo de la montañera coreana: transiciones rápidas en helicóptero, equipo sólido que le prepara la ruta, utilización en varias ascensiones de oxígeno... Un estilo que choca frontalmente con el alpinismo, pero en el caso de la coreana, como en el de Edurne Pasaban, la historia va centrada en el coleccionismo y no en el estilo. Ambas han reconocido que van a lo que van, a por los 14, a ser la primera en una competición, y no han vendido otra moto que ésa y no la del estilo. Ni mucho menos siguen la estela de la seguramente mejor alpinista del siglo XX, la polaca Wanda Rutkiewicz, quien fallecía en el Kangchenjunga, el que hubiera sido su noveno ochomil. Una alpinista que, a pesar de coleccionar, lo hacía con un estilo impecable. Por lo tanto, surge la siguiente pregunta: ¿habría que hacer una o más listas? Es decir, una de sólo números (los 14), otra de números y estilos, una más de sólo estilos...

Toque misógino

La verdad es que la coreana está sufriendo un auténtico acoso. Se dijo que utilizó oxígeno en el Kangchenjunga cuando ni lo tocó, se puso en duda su último ochomil, el G1, y tuvo que publicar la foto de cima... Según algunos, los occidentales no quieren que sea la primera.

Otra de las competidoras que también está en el punto de mira de las críticas es Pasaban. A la tolosarra también le echan en cara que no realiza alpinismo, que no afronta esos gigantes con autonomía y está siempre apoyada por un grupo de chicos fuertes. Críticas y más críticas a algunas de las ochomilistas inmersas en la carrera. Ya hay quienes ven en dichas críticas cierto tufo machista. Y la verdad es que, dejando de lado alguna mentira sobre la ascensión, ninguno de la lista masculina ha tenido que soportar esta polémica. ¿Alguien ha osado lanzar algún dardo venenoso a Juanito Oiarzabal, quien, por cierto, va a por la segunda lista de los 14? Y lo decimos, porque, si no nos confundimos, el estilo de Oiarzabal está más próximo al de Pasaban que al de Messner.

Mientras tanto, el circo, como le llaman muchos, sigue adelante. Las más criticadas siguen su marcha. Eun-Sun va a por el último y Pasaban a por el 13 (la británica del Shisha Pangma). Las más aplaudidas por su estilo, en cambio, no aparecen en el post-monzón. A Gerlinde Kaltenbrunner, con 12, le quedan Everest y K2. Y Nives Meroi, con 11, da la campanada: «Ya no estoy en la carrera».

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