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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Necesitan mucho más

Ya les había advertido de la voracidad de la fachenda. Son insaciables. Ayer en «El Semanal Digital», el ex parlamentario del PP y columnista compulsivo Santiago Abascal advertía de nuevos pasos a dar en la reconquista de las Vascongadas.

Según Abascal, «la expulsión de los nacionalistas del Gobierno vasco ha sido uno de los cambios políticos más importantes de la España democrática. Su trascendencia histórica y las expectativas que ha creado son de una enorme magnitud», pero advertía a quienes creen que la campaña ha concluido que «sus consecuencias aun están reducidas al terreno de la liturgia post-atentados (...). Siendo esto esencial es muy poca cosa. Ya sé que tardamos siete siglos en reconquistar España, y que no es posible restaurar en seis meses de democracia los estropicios de una dictadura nacionalista de 20 años». Si quiere saber qué es una dictadura, Santiago Abascal hijo haría bien en preguntar a Santiago Abascal padre. Por ejemplo.

Entre el rosario de lamentos destaca lo de la rojigualda: «Respecto al más importante de los símbolos, la bandera nacional de España, también hay mucho que decir. Todos hemos recibido con alegría la colocación de la bandera nacional en Ajuria Enea, pero los medios de comunicación han pasado por alto informaciones importantes: la colocación de la enseña es fruto de una sentencia del TSJPV y posteriormente del Tribunal Supremo, y no de la diligencia patriótica del nuevo gobierno». ¡Vaya, hombre!

Y lo que es peor: «La erección de las enseñas no se hizo con la dignidad debida ya que se colocaron en unos pequeños mástiles a ras del suelo, y quedaban casi tapados por una planta en maceta. Incluso las gasolineras instalan sus banderas con más dignidad». Lo de la «erección de las banderas» me ha hecho gracia.

Pero todo tiene arreglo. Y si no, lean a Abascal: «Escribo este artículo porque anteayer, mientras paseaba por Llodio, pasé junto a la comisaria de la Ertzaintza de la localidad y vi sobre el techo del edificio un imponente mástil de varios metros de altura. Sobre él, la ikurriña, ondeando en solitario. Hacer cumplir la legalidad en Llodio solo llevaría unos minutos al Gobierno vasco. Mientras encarga más mástiles, -si es que lo ha hecho-, solo ha de sustituir la bandera autonómica por la nacional y la legalidad será restituida». Y Abascal pasearía tranquilo por Laudio.

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