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El Alarde, una fiesta secuestrada

Cerca de tres centenares de personas certificaron ayer en Hondarribia que la compañía mixta Jaizkibel, lejos de ser un fenómeno pasajero, se consolida cada año que pasa como una alternativa sólida e igualitaria a un alarde discriminatorio que sigue instalado en el desprecio al derecho de las mujeres a participar en esta fiesta popular de Hondarribia. Tres centenares de personas que desfilaron entre insultos y paraguas negros, pero también escuchando aplausos y gritos de ánimo desde las aceras. Que pasearon su integridad por las calles de un pueblo secuestrado por la arrogancia de quienes, de forma irracional e incomprensible, se niegan a abandonar posturas ancladas en el pasado amparándose en una interpretación tan inmovilista como egoísta de la tradición y el orgullo.

La imparable evolución de la compañía Jaizkibel es, por lo tanto, una buena noticia. Su crecimiento en participantes, cada vez más jóvenes, y el incremento del sector social que apoya su iniciativa hablan alto y claro de que algo está cambiando en Hondarribia. Sin embargo, no se puede ocultar que, tras trece años, se mantiene la fractura social de fondo en torno al Alarde. Y no se vislumbra, al menos a corto plazo, la apertura de canales de entendimiento que terminen por solucionar un problema que amenaza con enquistarse en otros ámbitos de la convivencia en Hondarribia.

Y si lamentable resulta este panorama de enfrentamiento entre vecinos, cuesta encontrar calificativos que describan la actuación de un Ayuntamiento que se esconde detrás de pueriles estratagemas para inhibirse de su principal responsabilidad: hacer que se respeten los derechos de todos los ciudadanos. Si es posible, a través de la mediación y el fomento del entendimiento. Pero si no lo es, y éste es lamentablemente el caso de Hondarribia, apostando con firmeza por las garantías democráticas. Es inaceptable que un determinado sector trate de apropiarse de forme ilícita de una fiesta popular, propiedad de todo un pueblo. Pero aún lo es más que una institución pública se lo permita.

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