Raúl Castillo Gancedo
Hor dago!
Ya me parecía a mí que eso del mus no podía ser cosa sana. Un juego de naipes donde se utilizan vocablos euskéricos no puede ser bueno, y claro, para eso está Grande-Marlaska: para ilegalizar partidas de mus, porque jugar al mus puede constituir un delito de formar parte del entramado ETA-Batasuna-Jarrai-Herrikos-Segi- Club de Fans de Otegi... y ahora... mus.
Lo que no sabía era que jugar un partido de fútbol también podía ser delito, pero... ahora que lo pienso... claro, en el transcurso de un partido de fútbol, en los consabidos roces entre los seguidores balompédicos, se podrían pasar consignas los unos a los otros o, incluso, sobornar al árbitro para la comisión de cualquier acto vandálico. ¡Qué bueno el Marlaska!
Lo que sí está claro es lo de ilegalizar las comidas populares, sabido es que en estos eventos con la peña hasta las orejas de Rioja y sidra existe el peligro de algaradas callejeras por parte de los comensales armados con huesos de chuletón y raspas de pescado, y no te quiero contar nada si se han cepillado unas alubias de Tolosa... ¡ríete tú de los gases lacrimógenos!
Servidor, todas las tardes echa una partida al mus pero, visto lo visto, habrá que jugar al chinchón o a la brisca; no sé, habrá que preguntarle a Grande-Marlaska qué juego es el apropiado para no ser del entorno.