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Análisis | Consulta independentista

Laporta visibiliza el auge del independentismo catalán

La constatación de que las reformas estatutarias han fracasado ha provocado que sectores políticos vinculados al autonomismo de Jordi Pujol y alejados de posiciones de izquierda hayan asumido que la independencia es una opción válida para Catalunya.

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Laia ALTARRIBA i PIGUILLEM Periodista

Estoy de acuerdo con el lema de esta marcha y por eso estoy aquí. En estos momentos se intenta diluir nuestra cultura y nuestros derechos y creo que hay que luchar por ello». Era la explicación que el presidente del Barça, Joan Laporta, dio a los periodistas que le rodeaban antes de empezar la manifestación del pasado Onze de Setembre. Compartía la pancarta de las plataformas soberanistas junto a gentes de la cultura, pero también con la decana de la Facultad de Economía y Empresa de la Universitat de Barcelona, Elisenda Paluzié; con el antiguo director del periódico «Avui» y actual director de Barça TV, Vicent Sanchis; o con un ex consejero de Justicia que aún milita en Unió Democrática, Agustí Bassols.

Cierto es que Laporta hace años que es reconocido como independentista, pero la mayor parte del resto de nombres antes se conformaban con el autonomismo. ¿Por qué estas personas con un perfil más vinculado al orden que a la voluntad de romper con el status quo portaron durante la Diada una pancarta donde se podía leer: «Somos una nación, queremos un Estado propio»?

«Cada vez hay un sector más amplio del catalanismo que llega a la conclusión de que la única salida es la independencia». Esta respuesta la daba ayer Alfons López Tena, ex vocal del Consejo General del Poder Judicial, en una entrevista que le hacía el portal digital de la Fundació Catalunya Oberta.

Esta fundación está integrada por antiguos consejeros convergentes de la Generalitat, periodistas vinculados, sobre todo, al diario catalanista «Avui» y otros profesionales cercanos al partido de Artur Mas, incluido el mismo López Tena. Nacida en 2001, es un think tank que ha renovado el discurso del catalanismo liberal y lo ha reorientado hacia el independentismo estos últimos años.

Pero, ¿qué es lo que ha llevado a personas vinculadas al liberalismo y que durante años apoyaron la política autonomista de Jordi Pujol a mostrarse abiertamente partidarias de la independencia? Para López Tena, una de las respuestas está en el proceso de reforma estatutaria. «Los partidos que habían apostado por un nuevo Estatut se encuentran en una situación de fracaso. (...) Y lo que queda claro es que cualquier otra opción dentro del marco constitucional es imposible. Por lo tanto, el dilema es: o convertirse en partidos regionales, como el Partido Regionalista de Cantabria o el Partido Aragonés (que son lobbies regionales que defienden pequeños intereses), o la opción nacional catalana, que pasa sólo por la independencia. La segunda opción da miedo tanto a ERC como a CiU, porque significa pasar de un catalanismo de autogobierno dentro del Estado español a un catalanismo de independencia. Ninguno de los dos partidos se atreve a dar el paso, aunque están evolucionando en esta línea», afirma.

También habría que añadir otro elemento: tres décadas nos separan de la denominada «Transición española», cuando la mayor parte de los partidos catalanes quedaron atrapados en el compromiso con la Constitución española a cambio, les dijeron, de no volver al pasado. Pero una nueva generación de profesionales y políticos de centro-derecha ya no sienten el mismo compromiso que la generación de Pujol con Madrid, y consideran que para sus intereses podría ser mejor no depender del Gobierno español.

Una de las primeras muestras del viraje independentista de estos sectores liberales se visibilizó hace dos años, cuando se celebró la manifestación por el derecho a decidir sobre las infraestructuras, a raíz del colapso de los trenes de cercanías en Barcelona. Ya estaban en aquella marcha muchos de los que el viernes se manifestaron, incluido Laporta. Pero entonces el mensaje aún no era tan claro: «Somos una nación y decimos basta. Tenemos el derecho a decidir sobre las infraestructuras».

De aquel lema a la actual reivindicación inequívoca de un Estado, están el proceso estatutario, un nuevo acuerdo de financiación que para muchos continua significando expolio fiscal, problemas todavía en cercanías de Renfe y la gestión del aeropuerto de Barcelona. Esto ha ido haciendo evidente para algunos sectores económicos importantes que las aspiraciones catalanas quedan siempre bloqueadas en Madrid.

Que algo ha cambiado lo evidenciaba ayer el titular de portada de «La Vanguardia»: «El civismo gana en Arenys», junto a una foto de la euforia de la celebración. El periódico de referencia de la derecha catalana se mostraba condescendiente con una consulta independentista. Que nadie se alarme, ningún indicio hace sospechar que «La Vanguardia» quiera un Estado catalán, pero los responsables del periódico, a la hora de decidir cómo tratar el referéndum de Arenys de Munt, seguro que tuvieron en cuenta que parte de sus lectores ha ido virando hacia el independentismo.

Repartidos, a la hora del voto, entre CiU y ERC, a los independentistas liberales (que tienen como marco de referencia sólo el Principat de Catalunya) ahora les sale una nueva opción, que tal vez les pueda representar mejor: Reagrupament. Su proyecto netamente independentista que no quiere vincularse abiertamente a la izquierda o a la derecha les puede ser muy atractivo. De hecho, ayer mismo, frente a la oferta que Joan Carretero había lanzado a Laporta para sumarse a este partido, el presidente del Barça respondía a través de Catalunya Ràdio que se sentiría cómodo en Reagrupament. Revuelo todo el día, como no podía ser de otra manera, en las filas convergentes y republicanas, que deberán replantear algunas estrategias.

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