El Gobierno francés ha pensado que 23 suicidios en apenas 18 meses son demasidos para seguir mirando hacia otro lado, y ha decidido intervenir, aunque sólo haya sido en forma de recomendación, para intentar frenar una sangría que ha puesto en evidencia la situación laboral en France Telecom, primer operador en el estado y propietario de la marca comercial Orange.

El ministro de Empleo, Xavier Darcos, recibió ayer en la sede de su Ministerio al presidente de la compañía telefónica, Didier Lombard, a quien le pidió que su empresa tenga más en cuenta «la situación personal» de sus empleados en la organización del trabajo, a imagen de los acuerdos que sobre esta misma cuestión ya han firmado otras firmas como la eléctrica EDF o el fabricante automovilístico Renault. En declaraciones posteriores ante la prensa, el titular de Empleo valoró que hace falta «una gestión de los «recursos humanos» apropiada, que ofrezca a los trabajadores una visibilidad sobre su evolución personal».

«Fenónemo de contagio»

Por su parte, el presidente de France Telecom consideró que lo más urgente es controlar lo que denominó «el fenómeno del contagio» de los suicidios, y anunció la creación de un servicio de atención telefónica con sicólogos exteriores a la compañía, y que abordará, desde este viernes y «sin ningún tabú», una negociación con los sindicatos sobre el estrés laboral.

Asimismo, para romper con «el movimiento de espiral infernal» de los suicidios, Lombard dijo que hasta el próximo 31 de octubre se suspenden todos los cambios de puesto de sus trabajadores, unos cambios que han sido señalados como desencadenantes en la decisión de algunos empleados de quitarse la vida.

Lo cierto es que la intervención del Gobierno galo viene precedida de duras críticas por parte de los sindicatos, que han censurado la gestión por parte de la compañía del proceso de reestructuración emprendido para hacer frente a la competencia, a la que está expuesta desde que perdió su situación de monopolio, que ha supuesto la reducción de su plantilla en más de veinte mil personas.

Hasta ahora, la dirección de la compañía telefónica, en la que el Estado francés todavía conserva el 27% del capital, había rechazado que los suicidios tuvieran relación alguna con sus planes de gestión. Argumentaba, frente a las evidencias, que los empleados fallecidos eran depresivos, que tenían problemas personales....

Sin embargo, los últimos casos y la presión sindical, que ha obligado a intervenir a la administración, han ocasionado que la firma presidida por Lombard admita esta relación y esté dispuesta a abordar un debate sobre sus nuevos métodos de gestión y movilidad obligatoria.