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Magia y vudú centran el viaje existencial de un inmigrante en «naufragio»

La segunda película del donostiarra Pedro Aguilera narra el viaje de un inmigrante subsahariano. Lejos del cine de realismo social, el director se pone en contacto con el mundo mágico y ancestral de África. Simbolismo y surrealismo se complementan en este trabajo que se está rodando estos días en la Rioja Alavesa.

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Itziar AMESTOY

Al describir «Naufragio» como una nueva película que aborda el tema de la inmigración, el espectador buscará los referentes que conoce hasta el momento. Será fácil, por tanto, que la primera intuición le evoque un trabajo cinematográfico de realismo social. Nada que ver con lo que significa el proyecto del director Pedro Aguilera. En la que es su segunda película, el donostiarra ha querido explicar la historia de un inmigrante subsahariano con un tono simbólico y surrealista muy unido al mundo de la magia y del vudú africanos. «Veo al inmigrante como un médium, una especie de transporte a ese mundo mágico y ancestral que en Europa está perdido», explica el director.

Envuelto en este simbolismo, «Naufragio» cuenta la historia de Robinsón, cuando se hunde la embarcación en la que viaja. El protagonista que encarna Solo Turé consigue llegar a Almería y trabaja en los invernaderos pero, en busca de una mejor situación, sigue su viaje hacia el norte. Este personaje, sin embargo, no es un numero más. Detrás de su viaje no hay sólo motivos de subsistencia; al contrario, tiene que cumplir una misión muy cercana a lo místico y a lo fantástico. El director asegura que en el proceso de creación se ha «dejado llevar» como si se tratara de un sueño; es decir, un mundo paralelo que no se puede analizar; «si lo analizo, lo mato». De hecho, reconoce que ni él mismo entiende el viaje del protagonista.

Aguilera trabajó en su primera película, «La influencia», con actores no profesionales. En esta ocasión, el papel principal vuelve a recaer en un joven sin experiencia como actor, a excepción de un corto. Junto a él, también debuta el joven donostiarra Álex Merino. Sin embargo, el resto del equipo está compuesto por profesionales ya que, según explica uno de ellos, Julio Perillán, el director buscó «arropar» a los dos principiantes. El elenco lo completan Kandido Uranga, Iñake Irastorza, Ruth Armas, Carlos Bravo y Ramón Barea. «Estoy más acostumbrado a los actores no profesionales; la novedad en mi caso es trabajar con actores», resume Julio. Según explica, le parece que lo más interesante para hablar de un inmigrante es poner a uno delante de la cámara, ya que consigue una actuación «más directa y pura», mientras cita el neorrealismo italiano como influencia. Más allá de Solo Ture, que comenta entre escena y escena que está muy contento de hacer este trabajo -aunque dice que esperará al final del rodaje para decidir si intenta seguir en el mundo de la interpretación-, está el ejemplo de Iñaki. Vecino de Leza, uno de los cuatro pueblos de la Rioja Alavesa en el que se está grabando la película junto a Kripan, Ekora y Biasteri, se incorporó al rodaje de forma espontánea. «Me vieron mientras trabajaban y me cogieron, sin casting ni nada», resume contento con la experiencia; aunque no tarda en reconocer que es un trabajo «algo pesado».

Iñaki forma parte de los obreros que trabajan en la fábrica junto al recién llegado Robinsón. Otro de sus compañeros es el personaje de Kandido Uranga. «Mi mujer acoge en casa al negro que ha llegado de Almería. No me gusta. Con los tiempos que corren, no hay trabajo. Además, no me gustan los negros», explica sobre su personaje. En él, como en el resto de trabajadores, se refleja la vida triste y dura. Una realidad que en la película contrasta con el mundo mágico que lleva Robinsón. «Mi personaje introduce algo de luz en la vida de Solo», explica Julián Perillán, que encarna al compañero de trabajo José. Su novia, a quien da vida la canaria Ruth Armas, «simboliza el papel de la sexualidad, un poco de vida dentro del mundo gris», en sus palabras.

Se trata de un proyecto muy personal. El director considera, sin embargo, que es más comercial que su primer trabajo. «Aunque la historia es muy radical, es más comercial a nivel cinematográfico. Lo contrario que `La influencia', que era una historia más o menos lineal pero contada de forma radical», asegura. Consciente de que no es una historia literal, adelanta que «habrá gente que se quede sólo con la historia del inmigrante que está un poco loco, mientras que otros, más interesados en la mística, verán cosas que han ido leyendo. Cada uno hará su lectura, porque es una película muy ambigua». El rodaje sigue estos días en la Rioja Alavesa, y concluirá en Almería a mediados de octubre.

 

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