Txisko FERNÁNDEZ I Periodista
Ni aquí ni en Arenys, ni ahora ni nunca
La principal tarea dialéctica a la que se dedica la mayoría de nuestros «representantes» políticos es la de nadar y guardar la ropa, por no decir que únicamente se dedican a intentar convencer a la ciudadanía de que son capaces de hacer todo lo que dicen que van a hacer, aunque ni siquiera lo hayan intentado un poquito cuando han podido hacerlo.
El último ejemplo lo puso en bandeja de plata durante un desayuno informativo ayer mismo el presidente del PNV, Iñigo Urkullu, quien aseguró que, si por estos lares se hubiera celebrado un referéndum como el que se llevó a cabo el pasado fin de semana en Arenys de Munt, él hubiera votado a favor de «la independencia de Euskadi». Lo que no explicó es por qué su partido nunca -salvo en el inicio de la andadura de Udalbiltza- se ha sumado a ninguna iniciativa similar en Euskal Herria. Es más, yo dudo mucho de que, si Urkullu fuera catalán y residente en Arenys de Munt, hubiera participado en esa consulta, porque de su práctica política lo que se desprende es más bien lo contrario: primero habría intentado ningunear la propuesta del alcalde, luego habría acatado sin rechistar las sentencias de los tribunales españoles y, por último, habría acusado a la plataforma ciudadana de hacerle el juego al «autodenominado movimiento independentista radical».
Pero el líder jeltzale insistió ayer en defender lo que su partido nunca ha defendido en la práctica: «Si se dieran las condiciones para que Euskadi pudiera ser un ámbito jurídico político al mismo nivel que cualquier otro ámbito jurídico político estatal en el concierto de la Unión Europea, pues ése es el plantemiento que tiene el PNV per secula seculorum». Ya ven, hay que esperar a que se den ciertas condiciones -no como en Arenys, donde no han esperado ningún permiso de Madrid para tomar las urnas por los cuernos-. «Y `per secula seculorum' no es baladí, porque ya tenemos 114 años de historia como PNV», añadió Urkullu. En eso sí que le creo: ¡Pueden seguir esperando hasta el fin de los tiempos! Forever and ever, que diría Ibarretxe desde su caribeño Port Rich.