A pesar de que el periodo de información pública se ha prolongado durante el verano -del 20 de julio a ayer-, no son pocas las alegaciones presentadas por diferentes agentes al proyecto de construcción de una gran planta de tratamiento de aguas residuales en la vega de Lamiako, a escasos 200 metros de un núcleo densamente poblado y de la estación del metro.

La depuradora, que construirá el Ministerio español de Medio Ambiente y gestionará el Consorcio de Aguas Bilbao Bizkaia, se asentará en una parcela de 15 hectáreas en la vega de Lamiako, el único humedal que aún se conserva en el estuario del Ibaizabal. La infraestructura -cuya construcción ya se contempló en el Plan Integral de Saneamiento del Consorcio de 1979- pretende ser el complemento a la de Galindo, en Sestao, que filtra las aguas residuales de alrededor de 800.000 habitantes del área metropolitana de Bilbo.

Los opositores critican que el Estudio de Impacto Ambiental (EIA) no ofrezca alternativas, especialmente cuando ha transcurrido tanto tiempo desde que este proyecto se planteó. «Hace 30 años nadie se planteaba el desarrollo sostenible, no existía la sensibilidad actual por el medio ambiente, no se valoraba la importancia de los humedales», argumentan desde la Plataforma en Defensa de la Vega de Lamiako, que integra a colectivos conservacionistas. Para ellos, la ubicación pertenece «a un planeamiento trasnochado e inaceptable en el siglo XXI».

Esta coordinadora, al igual que colectivos vecinales de Leioa, apuestan por estudiar el redimensionamiento de la planta de Lamiako, asociado a la construcción de varias depuradoras en las dos márgenes de la Ría, «para que Galindo no tenga que ampliarse e incluso reduzca su tamaño». En sus alegaciones, los organismos ciudadanos apuntan la posibilidad de ubicar dos plantas: una en Asua para el saneamiento de Txorierri y otra en Lamiako para Getxo y Leioa.

Para reducir el volumen de aguas que son tratadas, creen necesario que, siguiendo las directrices europeas vigentes, los ayuntamientos deben separar en sus conducciones aguas pluviales y fecales. «Getxo, con más de 80.000 habitantes, utiliza una red de saneamiento que en el 85% de su longitud sigue siendo unitaria», denuncian.

La inversión prevista por el Ejecutivo español es de 107,8 millones de euros y el horizonte en que, según sus impulsores, la planta podría estar en funcionamiento es a partir de 2015 o 2016. El presupuesto se ha disparado después de que se decidiera que los tanques de la depuradora tengan cobijo dentro de edificios con el fin de mitigar ruidos y olores, pues a escasos 200 metros se encuentra el barrio leioaztarra de Lamiako.

A vecinos y ecologistas les preocupan los 54 meses de obras y pruebas antes de la puesta en servicio de la planta, especialmente por el impacto del paso de maquinaria pesada. Critican que no se diga nada de ello en el EIA, del que dicen «carece del mínimo rigor técnico».

La infraestructura atendería a cerca de 322.000 habitantes, equivalente a la población de Urduliz, Sopela, Berango, Getxo, Leioa, Erandio, Sondika, Loiu, Derio, Zamudio y Lezama. La línea de agua comprende el pretratamiento, decantación primaria lamelar, tratamiento biológico de biofiltración y desinfección. Además, se construirá una planta de cogeneración electrica y gas alimentada por las emisiones de las aguas.

Asociado al proyecto, el Ministerio español de Medio Ambiente pretende habilitar dos grandes charcas artificiales ¯de 5 hectáreas de extensión- para dar cabida a las aves que pueblan este humedal junto a la Ría, que se tratará de «aislar« con un seto perimetral y varias penínsulas artificiales para que sean colonizadas por los animales. Para minimizar el impacto de la depuradora y tratar de que las distintas especies no huyan del que ha sido su medio natural habitual, se sugiere la desviación de la carretera BI-3730 que discurre de Leioa hacia Areeta al borde del Ibaizabal; algo que es competencia foral.