La crisis y la conexión del TAV con el Estado español complican el futuro de José Sócrates
Portugal celebra el domingo elecciones parlamentarias, en las que el actual primer ministro, José Sócrates (PS, socialdemócrata) corre el riesgo de perder la mayoría absoluta de la que disfruta, debido a la crisis económica y a las medidas neoliberales que ha impuesto. La viabilidad de la unión del TAV con el Estado español ha sido uno de los grandes temas de la campaña.
Martxelo DÍAZ
Sócrates defiende esta infraestructura, mientras que la opositora Manuela Ferreira Leite (PSD, derecha) prometió suspender el proyecto y denunció la injerencia de Madrid, destacando que «Portugal no es una provincia española».
José Sócrates, en cambio, defendió las inversiones en el TAV «para ayudar a superar la crisis» y criticó que la candidata de la oposición esté dispuesta a romper los compromisos con el Estado español y a echarse atrás en un proyecto que respaldó cuando era ministra en 2003, durante el Gobierno de José Manuel Durao Barroso.
Pero Ferreira Leite insistió en que si llega al Gobierno suspenderá inmediatamente todas las inversiones en esta materia y subrayó que ella se debe a los intereses de los ciudadanos portugueses y no a los españoles.
«Portugal no es una provincia española», ha manifestado la líder conservadora, que se quejó de que alcaldes y cargos del PS portugués y del PSOE español han realizado actos conjuntos contra ella.
De hecho, el PSOE de la Extremadura española criticó a Ferreira Leite, destacando que «su discurso nacionalista y de aislamiento no va a ningún lado» y que el TAV Madrid-Lisboa, que pasa por Badajoz, es «determinante para el progreso de la economía». Llegaban hasta el punto de recomendarle viajar «porque viajando se cura el nacionalismo». El de los demás, claro, el español, no.
La consejera extremeña de Economía, María Dolores Aguilar (PSOE), por su parte, calificó de «torpeza y demagogia» la posición de Ferreira Leite.
Hasta el ministro español de Fomento, José Blanco, refirmó la voluntad de Madrid de construir el TAV hasta Badajoz y Vigo «para que, a su tiempo, lleguen hasta Portugal».
Pero las presiones al PSD portugués llegaron también de sus correligionarios del PP español, a través de su portavoz de Fomento, Andrés Ayala, que pidió «el Gobierno del país hermano y vecino, sea del color que sea, que reflexione» para garantizar la construcción del TAV.
Al margen de proclamas nacionalistas, Ferreira Leite ha cuestionado la viabilidad económica del proyecto. «La situación económica del país es insostenible y estas inversiones no se pueden llevar a cabo», ha manifestado más de una vez.
La prevista conexión ferroviaria, que uniría Lisboa con Madrid, a través de Badajoz, y la norteña Oporto con Vigo, debe estar terminada en 2013, según varios acuerdos suscritos entre los gobiernos español y portugués y se estima que tendrá un costo de 9.000 millones de euros para el Ejecutivo de Lisboa, inasumible para Ferreira Leite.
Sócrates, en cambio, defiende la importancia del proyecto del TAV por el carácter periférico de su país en Europa y criticó que su rival «intente frenar y hacer retroceder Portugal».
«No comprendo por qué su partido cuando estaba en el Ejecutivo consideró que la conexión de alta velocidad con España era una prioridad y ahora cambia de opinión», achacó a Ferreira Leite.
Sócrates subrayó «la imperiosa necesidad de incluir a Portugal en las redes europeas de alta velocidad» y dijo que ante esa necesidad prefiere que la estación del tren portugués «esté en Lisboa y no en Badajoz».
La oposición del PSD al proyecto ferroviario ya obligó a Sócrates, que gobierna con mayoría absoluta desde las anteriores elecciones de 2005, a anunciar en julio que no tomaría ninguna decisión sobre las adjudicaciones de las obras antes de los comicios, que se celebrarán el día 27.
En estos comicios, Sócrates corre el riesgo de perder la mayoría absoluta que tiene en el Parlamento de Lisboa. La crisis económica y las medidas neoliberales que ha introducido le han desgastado. La derecha pide más y la izquierda no está dispuesta a apoyarle para seguir desmantelando servicios públicos.
Actualmente, el PS de Sócrates tiene 121 escaños gracias al 45% de los votos que obtuvo en 2005. El principal grupo de oposición es el PSD de Ferreira Leite, con 75 escaños (28%). La coalición CDU, formada por el Partido Comunista Portugués (PCP) y Os Verdes, tiene catorce escaños (7,6%) y el derechista CDS-PP, doce (7,3%). El arco parlamentario se completa con el Bloco de Esquerda, que se encuadra en la izquierda anticapitalista de raíces trotskistas, que dispone de ocho escaños (6,4%).
En las elecciones europeas, el PSD superó al PS. Sin embargo, las encuestas dan ahora a Sócrates una ventaja de dos a seis puntos frente a Ferreira Leite.
El PS de José Sócrates se mantiene en cabeza en los sondeos publicados el fin de semana, con el 38% de los votos y con una tendencia al alza, mientras que el PSD de Ferreira Leite se queda en el 32%, con tendencia a la baja.
De este modo, Sócrates lograría vencer, pero no la mayoría absoluta, por lo que las alianzas serán importantísimas. Una eventual unión de la derecha, PSD y CDS-PP (7%), tampoco lograría la mayoría.
Así, el auge del Bloco de Esquerda (12%) cobrará mayor importancia, aunque ya ha dicho que no apoyará las políticas neoliberales de la pasada legislatura de Sócrates. En similar situación, se encuentra la CDU (7%) . GARA