Maite SOROA | msoroa@gara.net
Ahora, a por los jueces
A Rodolfo Ares, una se lo imagina dando saltos, dándose golpes en el pecho y rompiendo cosas a la lectura de esa sentencia que permite -vaya birria de democracia- enseñar fotos de presas y presos políticos vascos. Y a los comentaristas y editorialistas de la prensa hispana sudando para disimular su chasco y buscar luz en medio de la oscuridad que de repente se ha hecho en la tierra del «cambio».
El editorialista de «El Diario Vasco» y «El Correo Español» señalaba que «se trata, sin duda, de una interpretación tan legal como discutible». O sea, como cualquier otra.
Tras reconocer que los jueces han obrado según su mejor derecho, advertía a los togados que «la larga y dolorosa trayectoria en la lucha contra el terrorismo debería desterrar de los juzgados aquellas interpretaciones de la ley más ingenuas o benévolas. La experiencia demuestra que las convocatorias de apoyo a los presos no se han limitado a denunciar la política penitenciaria, sino que ésta ha sido la excusa para realzar la figura del victimario y crear un caldo de cultivo propicio a la banalización de la violencia». Ya me gustaría saber qué experiencia tiene el editorialista ése.
Pilar Cernuda, en «Diario de Navarra» se tiraba de los pelos: «no tiene razón el Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. Se pongan como se pongan los jueces de esa institución, analicen los códigos como los analicen, su decisión de permitir la exhibición de fotografías de etarras en actos de enaltecimiento de la banda terrorista, va contra el sentido común». Oximorón: contradictio in terminis. Cernuda y sentido común. No puede ser.
Reconocía su frustración Cernuda: «es una pésima noticia que el TSJPV vuelva a dictar una sentencia que da oxígeno a los terroristas. Y lo hace precisamente cuando el cambio de gobierno ha permitido tomar medidas políticas y sociales que están poniendo a los etarras contra las cuerdas, así como a sus seguidores y simpatizantes. Pero llegan los miembros del TS y echan todo por la borda». Su gozo, en un pozo.
Y en «El Mundo», Pedro J. Ramírez acusaba a los jueces de prevaricar. Así, sin más: «Los jueces autorizaron las fotos de etarras sabiendo que es delito». Al final querrán encarcelar a los jueces. Son la monda.